Tenemos que enamorarnos del Carnaval para mimarlo y quererlo como si de una novia se tratase. Ahora que se acaba el Carnaval 2012 para los chicharreros, he de confesar que me he vuelto a enamorar de él. Y eso es porque la gente que lo hace ha conseguido deslumbrarme. Tengo que quitarme el sombrero ante las miles de personas que hacen posible y real el Carnaval. Enamorarse del Carnaval es respetar y elogiar a la gente que lo hace. Quiero darles las gracias y felicitarlos a todos porque consiguen que los chicharreros nos sintamos orgullosos de ellos; yo entre ellos y por eso quiero hacerlo público, una vez más. Los diseñadores de los trajes de las candidatas a reinar el Carnaval, son increíbles. Diseñando fantasías para niñas y adultas, el trabajo que realizan hace este Carnaval único, sorprendente y equiparable al de Río de Janeiro. Además diseñan carrozas, disfraces, escenarios, dirigen galas, etc. Se merecen ya un Museo para exponer sus creaciones y que el resto del mundo pueda verlos e impresionarse. Si Fran Romero es capaz de hacerlo con las Barbies, felicidades por cierto, ¿qué hace falta para hacer esa macro exposición realidad? ¿No cabe en una nave del muelle o la dársena pesquera? ¿No cabe en el recinto ferial abandonado? ¿No se puede hacer en la calle aunque sólo fuera durante el Carnaval? ¿No puede ser Santa Cruz una exposición durante un mes al año a modo de parque temático? Bravo por los diseñadores a los que tan poco se les agradece lo que hacen más allá de una palmadita puntual. No necesitan una palmadita, que está bien, necesitan un museo o una exposición permanente. Estoy orgulloso de las agrupaciones musicales que, aún siendo las olvidadas del Carnaval, ofrecen su mejor cara y unos diseños y repertorios que demuestran que se comete con ellos una gran injusticia. Son parte fundamental del Carnaval y ojalá su concurso o lo que sea donde actúen podamos verlo y escucharlo en Radio Televisión Canaria. No merecen menos. Estoy orgulloso de las rondallas porque también hacen único este Carnaval, pero además con una maestría digna de los mejores escenarios. Es fácil quedarse boquiabierto con sus interpretaciones. Son una gran escuela musical. Las murgas me enorgullecen cuando desfilan como han hecho en el Coso: organizados, sonriendo, sin gafas de sol, sin fumar, sin beber... han sido una parte importante en nuestra apoteosis carnavalera, y es más importante que su concurso, porque trasciende, se los puedo garantizar. En el caso de las infantiles, sólo puedo decir que siempre han sido un ejemplo de saber estar. Este año eché de menos ser su voz en su concurso televisado. Las Agrupaciones Coreográficas son increíbles. Cientos de personas que siempre están: Cabalgata, Coso, galas... su esfuerzo es impagable y también merecen que podamos verlos en su festival, a través de la señal de televisión. Son grandes escuelas de baile y de entusiasmo para el Carnaval. Las Comparsas, junto a las candidatas y las propias reinas, nos hacen grandes de verdad. Hay que cuidar, sobre todo, estos dos aspectos, porque su aportación a este Carnaval lo hace internacional de verdad. Fuera de aquí es lo más llamativo. Por eso espero que sigamos viendo en la tele su Ritmo y Armonía y, ya puestos, su concurso, porque lo merecen. Todos los grupos del carnaval lo merecen. Además también son grandes escuelas musicales. A los que hablamos o escribimos sobre el Carnaval, sólo me gustaría sugerir un poco de comprensión y benevolencia con lo nuestro y los nuestros. Apoyar, destacar y aplaudir el esfuerzo de los que entregan su creatividad a la ciudad, es necesario para empujarlos y animarlos a superarse cada vez más. Regodeémonos en lo bueno y no seamos tan implacables con la malo. Todos hemos errado alguna vez y nunca es tarde para rectificar. Quien tiene boca se equivoca; ese a veces es mi caso. Perdón si alguien se ofendió. ¿Cómo no voy a enamorarme de una fiesta que reúne tanto talento en tan pocos metros cuadrados? ¿Cómo no voy a respetar y querer a unos grupos que me lo han enseñado todo? Es muy fácil querer a una novia que tiene buena cara siempre, sabe bailar, hace que sonrías, se viste con sus mejores galas para ti, se entrega fielmente a tus brazos y encima te hace sentir importante... ¿Cómo no voy a estar enamorado del Carnaval y de las personas que lo hacen realidad?. ¿Y tú a qué esperas para enamorarte también?