¿Tiene España algún título que le acredite legalmente la "propiedad" de Canarias y de sus recursos que no sea la flagrante ocupación por la fuerza de las armas de este Archipiélago hace ya nada menos que seis siglos? Esta pregunta que se formulaba nuestro colaborador Ramón Moreno Castilla en su artículo del pasado domingo, titulado "Piratas del Atlántico", es la gran pregunta que debemos hacernos todos los canarios respecto a nuestra relación de dependencia colonial con una nación que está en otro continente, y cuyas oficinas de Hacienda rapiñan sin cesar el fruto de nuestro trabajo.

Añade Moreno Castilla en su artículo que "España, que como un Estado forajido sigue actuando al margen de la Ley, tiene la carga de la prueba y tendrá que demostrar fehacientemente que Canarias forma parte integrante de su territorio, ¡lo que es metafísicamente imposible!, y que los yacimientos de hidrocarburos (petróleo y gas) se encuentran en la exigua plataforma continental española (prolongación submarina de su costa), como se dice falsamente, y no en el subsuelo marino de las aguas adyacentes entre Canarias y Marruecos, que, como es sabido, corresponden a la Zona Económica Exclusiva y Plataforma Continental marroquíes. ¿Qué supuestos derechos tiene España sobre el "mar canario" si sus propios espacios marítimos solo corresponden a sus costas de la península Ibérica y Baleares?".

Ramón Moreno Castilla, un reputado experto en Derecho Marítimo, ha sido el primero en apuntar la idea de que nos convendría mantener con Marruecos una relación de estado libre asociado. Las ventajas son muchas. No vamos a citarlas hoy de nuevo porque las hemos expuesto, sobrada y detalladamente, durante los últimos días. Tan solo subrayamos que con esa situación desaparecerían de un plumazo nuestros principales problemas: medianas, recursos pesqueros, posible explotación de hidrocarburos, competencia en turismo y productos agrarios y un largo etcétera. Y seríamos un estado libre y soberano, con identidad y dignidad. No una sumisa colonia. En resumen: ricos e importantes.

Para nosotros, lo primero es la independencia. Ese debe ser y es nuestro objetivo primordial como canarios. Pero en su defecto, debemos buscar una alianza con quien nos convenga; lo inaceptable, lo decimos un día más, es seguir dependiendo de España como la vil y cochambrosa colonia que somos. Recomendábamos en nuestro comentario de ayer que nadie se asuste por lo que publica don Ramón Moreno respecto a nuestra posible alianza con Marruecos, porque los moros ya no son moros; son ciudadanos de un país tan moderno como cualquier otro europeo y, por supuesto, más avanzado y justo que España, que es una nación esclavista y abusadora. España posiblemente es la peor de las naciones coloniales que ha soportado el mundo en toda su historia. El colonialismo español ha sido esclavista, exterminador y ladrón de recursos ajenos. La mejor prueba de lo que decimos la tenemos en lo que está ocurriendo con Canarias: después de casi seis siglos de un sometimiento que comenzó con un genocidio, el Gobierno español se sigue negando a devolvernos nuestra libertad pese a las disposiciones internacionales que lo obligan a ello, entre ellos la Resolución 1.514 del Comité de Descolonización de los Pueblos de la ONU. Esa actitud solo sabe calificarla de criminal.

Lo decíamos ayer y lo repetimos hoy: los moros en la costa ya no existen. Son vecinos nuestros; son los de al lado. En cambio, los españoles son unos invasores y no llegaron de un país próximo, sino de un país situado nada menos que en otro continente. España ha intentado, históricamente, humillar a Marruecos y degradar a sus habitantes. Incluso en las instituciones europeas vota en contra de los intereses marroquíes para que su población se hunda en la miseria y pase hambre como la que están padeciendo los canarios con la colaboración de Paulino Rivero, un lacayo político al servicio de los peninsulares a los que les lame las botas, políticamente hablando, para que le echen unas migajas. En Marruecos no hay políticos tan torpes y necios como los que tiene Canarias. Al contrario: sus gobernantes siempre consiguen lo que quieren, que es lo mejor para su pueblo, porque son inteligentes y cuentan a su favor con una de las mejores diplomacias del mundo. Por eso no nos equivocamos al decir que Marruecos es un país muy superior a España en cualquier aspecto y, en libertad, también superior a Canarias. Ellos pueden disponer de sus recursos, de sus productos, de su territorio, de su suelo y de su mar; nosotros no. Ellos tienen identidad propia, que es la de ciudadanos marroquíes; nosotros no, porque nosotros somos españoles bastardos o europeos ultraperiféricos. Nosotros tenemos un presidente políticamente incapaz que va a mendigar limosnas a Bruselas. Los marroquíes, nacionales de su propia nación y orgullosos de ser africanos, les dictan a los europeos las condiciones que más les convienen para su agricultura y sus caladeros de pesca, y no al revés.

Escribía esta misma semana Pablo Zurita, uno de nuestros colaboradores, que Europa es el pasado y África el futuro. Qué gran verdad. Los recursos de los países africanos han sido colonialmente expoliados por las naciones europeas de la misma forma que España sigue saqueando a Canarias. Desaparecida la opresión colonial, el llamado continente negro avanza con paso decidido hacia su futuro. Sin embargo, nosotros, los canarios, seguimos condenados a la pobreza colonial que nos impone un país muchísimo menos digno que Marruecos como es España. Qué diferencia entre Marruecos y Canarias. Qué diferencia entre una nación pujante y una cochambrosa colonia disfrazada de comunidad autónoma, como decíamos en nuestro comentario del viernes. Una colonia -también esto lo hemos dicho- con esbirros políticos al servicio de los invasores. Esbirros y siervos como Paulino Rivero, su esposa, Ana Oramas, el niño Ríos, Perestelo (qué decepción nos hemos llevado con Perestelo) y otros.

En un estúpido intento de enmendar lo que no ha hecho en mucho tiempo -que es exigir la libertad de los canarios-, se ha puesto gallito ahora Rivero ante José Manuel Soria y el Gobierno de Rajoy por el asunto de las prospecciones petrolíferas. A buenas horas. Paulino ya no es nadie como político porque nadie lo respeta ni en Canarias, ni en la Península, donde siempre lo han visto como un indiano aunque vaya vestido de europeo. Un indiano que, por si fuera poco, no sabe hablar. El petróleo de Canarias no es de España, ni lo será nunca, y tampoco de Canarias mientras no seamos una nación soberana y con su estado. Es decir, mientras no seamos un Estado archipielágico en vez del archipiélago de un estado lejano, muy lejano.

Coincidimos también con lo dicho sobre el particular por Ramón Moreno en su mencionado artículo. "¿Como pretende España, una entidad europea, establecer desde Canarias una mediana con Marruecos, ¡ilegal a todas luces!, si nuestro Archipiélago está situado en otro continente, más cerca de un Estado africano, con el que tiene aguas adyacentes, y a una distancia de la metrópoli superior a las doscientas millas?, se pregunta acertadamente nuestro colaborador. "De producirse ese hecho insólito y sin precedentes en los anales del Derecho Marítimo Internacional, sería un acto unilateral por parte de España que no será aceptado de ninguna manera por el Estado ribereño, Marruecos, cuyo trazado de la mediana con Canarias solo se podrá efectuar desde el futuro Estado Archipelágico Canario, libre y soberano. ¿Acaso cree España (acostumbrada a retrotraerse a tratados que le son beneficiosos) que está en 1493 cuando se repartía con Portugal la "mar océana" más allá del estrecho de Gibraltar? Dando por sentado que las prospecciones podrían ser aceptadas para verificar y confirmar el emplazamiento exacto de los yacimientos, ¡¡tiene que quedar meridianamente claro que si España, pese a todas las advertencias y la normativa en contra, extrae un solo barril de crudo de estas aguas, cuya delimitación corresponde y compete exclusivamente a Canarias y Marruecos, estará cometiendo un execrable acto de piratería de imprevisibles consecuencias!!".

Lástima, insistimos en lamentarlo, que no tengamos en Canarias un nacionalismo auténtico y fuerte, en vez de siervos sumisos al servicio de la metrópoli. En caso contrario, los españoles habrían salido de aquí a patadas hace mucho tiempo, como salieron de todos los demás países que sojuzgaron.

Gran Bretaña sí tiene un título sobre Gibraltar: el tratado de Utrecht. No obstante, es una injusticia que en el territorio físico de una nación tenga otra del mismo continente un enclave de su propiedad.