AL PARECER, aunque yo no me fío mucho de los marroquíes, con los que conviví durante más del medio año que duraron las prácticas de oficial de Artillería que hice en un regimiento de Antiaéreos de esa Arma en Ricón de Medik, tras mi graduación en la Milicia Universitaria, he de creer al ministro de Agricultura del Gobierno de Rabat, don Aziz Akhannouch, quien aseguró en Rabat, hace pocos días, que la intención de Marruecos no es perturbar el valor del mercado a las producciones españolas, incluidas las canarias, sino impulsar un comercio que sea beneficioso mutuamente, y garantizó el ministro el cumplimiento de las normas aduaneras y fitosanitarias en las exportaciones marroquíes a Europa. Esto lo dijo el señor Akhannouch en una reunión que tuvo con el ministro español de Agricultura, don Miguel Arias Cañete, contacto en el que ambos destacaron las buenas relaciones bilaterales entre Marruecos y España y la necesidad de llegar a acuerdos satisfactorios para ambos países, incluso en asuntos tan complejos como la agricultura y la pesca.

En una entrevista previa, el ministro marroquí resaltó que el acuerdo con la Unión Europea para exportar a Europa tomates de Marruecos es una gran oportunidad para España, con la que Rabat tiene una balanza comercial agraria deficitaria. Y respecto a las críticas al tratado, dijo que es un debate falso, porque los productores de Marruecos son conscientes de que hay que cuidar el mercado europeo sin romper los precios.

Arias Cañete, por su parte, apuntó que no se ha planteado pedir aún compensaciones a la Comisión Europea por posibles daños del acuerdo agrícola hasta comprobar cuál será la evolución del tratado con datos exactos y precisos y dejó claro que no iba a tener en cuenta pronósticos catastróficos realizados por algunas organizaciones agrarias.

Se deduce por los resultados que este contacto entre los dos ministros será positivo para Marruecos y para España. De momento, los tomates canarios seguirán exportándose a Europa, porque Marruecos no expresó que sus frutos iban a reemplazar a los españoles. Porque lo tienen claro los dos ministros: se exportarán a países europeos tomates marroquíes y tomates canarios sin que se limiten uno u otro envío. Y siempre es mejor entenderse y ponerse de acuerdo que hacer una "guerra" entre ambos. De esta forma, será Marruecos el país que, en lugar de tratar de anular las exportaciones españolas, las permitirá y favorecerá. No se dice ni se ha acordado exportar cantidades mayores o menores por parte de cada país, sino que el comercio de recepción europeo tenga asegurado un surtido necesario para el país importador y a los precios convenientes. No habrá, pues, ni "guerra" ni competencias, sino ayuda mutua para que el país importador tenga, y en buenas condiciones, el producto que necesite. Este problema se espera que haya tenido un arreglo y ninguno de los dos países quedará perjudicado.

Ahora queda por solucionar un problema más complejo, que es la prohibición por parte de Marruecos de que los pescadores canarios y españoles faenen en sus aguas. Y se espera que, por el camino del entendimiento, también se llegue a buenos resultados.