Una borrasca de agua y nieve que afectará a la mayor parte del país desde finales de semana, será el primer elemento esperanzador después de un prolongado periodo de sequía, aunque harían falta cuatro o cinco temporales "serios" para revertir la situación.

La borrasca entrará por el noroeste de la península con probables precipitaciones en Galicia, la vertiente atlántica y el área del Mediterráneo y descensos de temperaturas y nieve por encima de los 1.200 metros, ha declarado el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Ángel Rivera, en una entrevista con EFEverde.

"Hay que ser ligeramente optimistas y, aunque no es un temporal definitivo, sí que es muy importante que durante cuatro días una borrasca de este tipo deje precipitaciones de agua y nieve en buena parte de la península."

Aún así, hay un periodo de sequía meteorológica, ya que diciembre, enero y febrero han destacado como los meses más secos desde los años 40 del siglo pasado, ha apuntado Rivera, con una media nacional de precipitaciones de 65 litros por metro cuadrado cuando lo normal son los 200 litros por metro cuadrado.

El portavoz ha explicado que ahora llueve de una manera "distinta, más irregular y con carácter tormentoso, algo torrencial", aunque al final las cantidades son parecidas a otros años, pero siempre vistas desde un periodo de 4 ó 5 años.

A nivel nacional hay un déficit de precipitaciones de unos 150 litros por metro cuadrado, siendo Canarias una de las zonas más afectadas con un 25% menos de lo que debería haber llovido.

Aunque en Andalucía la situación no es tan crítica, en zonas de Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León y algunas áreas del norte existe un déficit de precipitaciones más acusado.

"Lo ideal sería una sucesión de borrascas atlánticas, ya que aunque lluvias con una precipitación acumulada de 150 l/m2 no es una cantidad insuperable, sí que se necesitan cuatro o cinco temporales serios que barran España de norte a sur.

"Está siendo una sequía intensa, pero de momento corta. No hay una tendencia que nos haga albergar algo más allá de la pura climatología", ha explicado en alusión a la posible influencia de los efectos del cambio climático.

Además, la sequedad ambiental que ha caracterizado este trimestre con valores muy bajos de humedad entre un 20 y un 30%, han ayudado a agravar la ausencia de precipitaciones.

La ciudad de Barcelona lleva alrededor de 40 días seguidos sin llover, desde primeros de diciembre hasta el 15 de enero; y en Madrid desaparecieron del 17 de diciembre al 1 de febrero.

Por otro lado, el actual año hidrológico, parte de una situación ligeramente peor que el anterior, por lo que será preciso observar la evolución durante este año, según el último informe de febrero del Observatorio de la Sequía.

Globalmente, el volumen total embalsado para abastecimiento y regadío se encuentra 7,5 puntos por encima del valor respecto a la media de los últimos diez años.

En el campo los agricultores sufren esta carencia de agua con heladas muy fuertes de madrugada que hacen que en el suelo de cultivo se forme una gran costra de tierra seca, ha dicho, por otro lado, Rivera.

Las organizaciones agrarias Asaja, COAG y UPA han coincidido en ampliar el balance de daños en los cultivos por las heladas de las primeras semanas del febrero, a la vez que han mostrado su preocupación por la falta de lluvias, que a su juicio puede ser catastrófica si dura un mes más.

Desde el punto de vista de los incendios forestales, Carlos del Álamo, Decano del Colegio de Ingenieros de Montes, ha asegurado que "los montes acusan la ausencia de lluvias que sufre toda la península, por lo que no hay duda de que el riesgo de incendio se incrementa".

No obstante, ha recordado, el mayor riesgo depende de la actividad incendiaria", aún así la situación general de los montes españoles ante esta falta de agua es muy pronto para evaluar, puede empezar a llover en cualquier momento y cambiar la situación actual".