LA GRAVEDAD inmisericorde del "tsunami" económico que sufrimos, con muy escasa culpa en la mayoría de casos de cada cual, tiende a reducir la realidad que nos envuelve traduciéndola en simples cascadas de números fríos, como los de una hipoteca. Cantidades en relación a su unidad, dígitos o guarismos, fraccionados, negativos, irracionales, trascendentales, complejos o vaya usted a saber, y que si quisiéramos avanzar un poquito más adquirirían identidad propia en una buena parte de nuestros conciudadanos. Los que atraviesan verdaderos apuros. Un empresario amigo me confesaba: "Hace años que no me río".

Probablemente estemos ante una de esas quiebras grabadas en la historia, que cuando son violentas llaman guerras, en las que tiene que aparecer por encima de todo la condición humana, la solidaridad entre las personas. La capacidad para interpretar cuándo ha llegado el momento de tender el brazo, de alargar la mano, de hacer un esfuerzo gratuito para intentar ayudar a alguien. Quizás sea la ocasión perfecta para contratar un empleado o para pagar un sueldo justo a quien lo merezca. De dar ese paso renunciando en una pequeña porción al egoísmo o a la comodidad inmediata si se cuenta con ella, con familiares, amigos, vecinos. Con entornos, aunque también con desconocidos que lo puedan necesitar. Con una situación declarada de emergencia social francamente fea y a la que una parte de la población no le ve salida.

Oía a un responsable de Cruz Roja en Santa Cruz decir que lo primero era oír y ver qué se podía hacer. En ocasiones las cosas se perciben desde la oscuridad, demasiado negras. No siempre es cuestión de dinero o de trabajo. El honesto y desinteresado asesoramiento y compromiso, "la voluntad" como se decía antiguamente, desde otra posición más alejada del problema puede valer por sí sola para ofrecer una tabla de salvación.

Aunque aquí tendría que caerse el mundo para que alguien se muriera de hambre, no creo que dramatice mucho si utilizo la figura de Oskar Schindler, que fue un industrial, hombre de negocios y héroe alemán. ¿Vieron la película?: "La lista de Schindler". Salvó a unos 1.200 judíos del holocausto nazi, contratándolos en su fábrica de artículos para la Wehrmacht, situada en la actual Polonia. Oskar era parte del sistema, pero se dio cuenta de la aberración que sucedía a su alrededor. Negoció hábilmente con un coronel, judío por judío, pagándole una suma determinada de dinero para que cada uno de ellos fuera empleado en su fábrica de ollas. Al principio puede que se sintiera motivado por el aspecto económico (escondiendo a los ricos inversores judíos), pero luego comenzó a proteger a sus trabajadores sin tener en cuenta su seguridad o su beneficio, quedando por eso casi en la bancarrota.

Los números indican que si en el Estado español se pagaran los impuestos como nos corresponde y no hubiera economía sumergida como la conocemos se recaudarían 60.000 millones de euros más al año. Muestran también que recortar un 0,1% del PIB supone un ahorro de aproximadamente 1.000 millones en las cuentas públicas y que estando con una cifra de déficit del 8,5% -que en realidad es superior por la disminución de ingresos- hay que rebajarla al 4,4% este año, con un 3,2% fijado para la Administración central por el Plan de Estabilidad avalado por Europa. Complicadísimo. Se recortarán 20.000 millones, las Comunidades tienen que bajar del 2,94% al 1,3% quitando 17.000 millones, los ayuntamientos otros 800 millones, y aun así el mayor marrón se encuentra en la Seguridad Social. Es imposible pasar de un agujero del 0,09% en 2011 a un superávit del 0,4% en un solo ejercicio, sobre todo si se tiene en cuenta que la destrucción de empleo no amainará a lo largo de este año, al contrario, y que el gasto en pensiones seguirá creciendo irremediablemente. Recogen que la cifra de desempleo en España se sitúa por encima del 23,3%, cuando en el Viejo Continente apenas superan de media el 10,7%.

En las Islas es horroroso; nos empobrecemos aceleradamente; la tasa de paro casi se ha triplicado desde que comenzó la crisis, en 2007, al pasar desde el 11 al 30,9%, lo que supone un alza del 180%. Por ejemplo, ha subido de forma especialmente acusada en Lanzarote (+254%), Tenerife (+213%) y Fuerteventura (+192%).

Deben aparecer las personas: "Llevadera es la labor cuando muchos comparten fatigas" (Homero).

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