El filial madridista, tanto en su versión Plus Ultra como de Castilla, ha jugado dieciséis veces en el estadio Heliodoro Rodríguez, donde sólo logró ganar en dos ocasiones. Desde la primera, en septiembre de 1968, han pasado ya 33 años. Fue en un Tenerife-Plus Ultra, dentro del grupo castellano de Tercera, que acabó con victoria mínima del nodriza merengue (1-2). La otra se produjo en febrero de 2006, gracias a una carambola de Roberto Soldado (0-1).

Con el tiempo, analizadas todas estas actuaciones, aparecen en las fichas de estos partidos nombres de futbolistas que acabaron por triunfar en el equipo grande, lo mismo que con la Selección española. Son los casos de Mata, Negredo o Borja Valero, partícipes en la última comparecencia del Castilla en la Isla, en diciembre de 2006, o de Butragueño, Míchel y Martín Vázquez, en la primera, que data de septiembre de 1983.

Pardeza, Solana, Gay, Aldana, Aragón, Arbeloa, De la Red y Torres son otros nombres conocidos que también pasaron por el Heliodoro con el filial y acabaron en el Real Madrid. Lo mismo que Casado, Serena o Marsal, mucho tiempo antes, que vinieron con el Plus Ultra, en la antesala de su acceso al primer equipo. O el caso de Caminero, quien vino con el Castilla en enero de 1989 pero que terminó militando en el Atléti de Madrid, el rival de la otra acera.

Sin embargo, puede resultar más llamativa una serie de nombres de futbolistas que visitaron el estadio capitalino con Castilla y Plus Ultra, sin imaginar que más adelante acabarían por recalar en la Isla, en funciones de jugador o entrenador.

Robi.- Descendiente de la saga de los Jorge, saltó del inolvidable Juvenil Victoria a los filiales del Real Madrid. Su visita con el Plus Ultra, en noviembre de 1970, le permitió reencontrarse con dos compañeros en la aventura del Victoria: Domingo y Jorge. El Tenerife cogía carrerilla para abandonar la Tercera División y se impuso (2-0), en un partido accidentado. Veinte años después se sentó en el banquillo del Tenerife, junto a Felipe Miñambres, en busca de una permanencia imposible.

Ochotorena.- Portero con la célebre Quinta del Buitre, acumulaba cinco cursos con el Castilla cuando visitó por vez primera Tenerife, en el inicio de la campaña 83-84. Aquella tarde, enrarecida por el plante que realizaron esa semana los jugadores locales, faltaron Sanchis y Pardeza. El lance acabó en empate (2-2). En 1992 fue contratado por el representativo, con el que jugó dos temporadas, a la sombra de Agustín y Manolo.

Francis.- En el mismo partido anterior, los filiales contaron en su defensa con este futbolista tejinero, otro caso de jugador de la tierra que saltó a la Península sin pasar por el Tenerife. Tras cinco años en Primera, en el Valladolid y el Español, además de una breve presencia en el Real Madrid, Francis regresó a la Isla, en 1989, para engrosar la plantilla con la que la entidad isleña retornaba a Primera, veintisiete años después de su efímera participación con los grandes.

Pepe Mel.- Integrante de la camada que tomó el relevo de la Quinta, el delantero madrileño llegó a jugar en dos ocasiones, con el nodriza merengue, en el Rodríguez López: en las temporadas 84-85 y 85-86. En esta última fue el autor del tanto del empate del Castilla (1-1), que había perdido en su anterior visita (3-0). No obstante, dicha igualada no pasó de ser un trámite, con el Tenerife descendido a Segunda B. En 2001, Mel recaló en la Isla para dirigir al Tenerife en su tercera etapa en Primera, aunque fue destituido en la vigesimosexta jornada.

Julio Llorente.- En el citado partido del curso 85-86, dentro de la defensa con la que jugó el Castilla en el estadio santacrucero formaba Julio Llorente, quien todavía militó una campaña más con los filiales, antes de debutar en Primera, con el Mallorca. Tras dos ejercicios con el Real Madrid, el menor de los hermanos Llorente Gento acabó por comprometerse en 1990 con el Tenerife, donde cumplió con excelente regularidad, a lo largo de nueve cursos, hasta sumar 235 partidos.

Salmerón.- Otro que intervino en aquel desdichado encuentro del 11 de mayo de 1986, junto a Mel y Llorente, con una ínfima presencia de espectadores en las gradas del Rodríguez López. Fue la primera de las tres ocasiones en las que jugó contra el Tenerife. Las otras tuvieron lugar en 1988 y 1989. Esta última acabó con derrota (1-0), ante un Tenerife líder de Segunda, que medio año después ascendería. Salmerón fue uno de los refuerzos adquiridos, aunque no pasó de 17 partidos en dos campañas.

Mandía.- Además de Salmerón, en el equipo del Castilla que jugó en el estadio en la temporada 87-88 también estuvo quien 22 años más tarde acabó como entrenador del Tenerife. Puede que aquel partido en Segunda A, con Vicente del Bosque en el banquillo visitante, le sirviera a Mandía y Salmerón para conocer mejor la rivalidad de los locales con Las Palmas. Lo único festejado esa tarde por el seguidor tinerfeñista fue la derrota amarilla con el Betis y el descenso consiguiente a Segunda.