El Palacio Euskalduna de Bilbao es el último escenario que se ha rendido al talento del que ha sido señalado como uno de los grandes tenores del momento. El tinerfeño Celso Albelo cerró con gran éxito el pasado lunes el ciclo de representaciones de "L''elisir d''amore" de Donizetti, una de las producciones pertenecientes a la temporada de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO), que cumple este año 60 ediciones. En esa última función, el público ovacionó largamente al cantante lagunero, que se vio obligado a repetir la famosa aria "Una furtiva lágrima", un hecho sin precedentes en la historia reciente del coliseo vasco, que no recordaba un bis desde los tiempos de Luciano Pavarotti.

Albelo se siente agradecido por la "estupenda" respuesta del público, pero desde la modestia intenta democratizar el triunfo y repartirlo entre todos los miembros del equipo artístico.

"La acogida había sido ya muy buena en las funciones precedentes", comenta, "por lo que creo que ese bis estaba en cierto modo dedicado a todos los que habíamos intervenido en ellas".

Sin embargo, el célebre aria de Nemorino, tan agradecida, puede ser también un despeñadero para el cantante inmaduro. "Como siempre digo, esta aria tiene algo de mentira -explica Albelo-. Está al final de la obra, y cuando llegas a ella ya has cantado todo y más. La orquestación es delicada, muy belcantista, melancólica y a la vez impregnada de esperanza hacia el personaje de Adina. En la última función conecté con la gente, pero repito que se debió a un cúmulo de circunstancias".

En el apartado anímico, Celso admite que "es difícil gestionar las emociones" que atraviesan al cantante cuando afronta el bis de una página tan dramática, ante un público entregado. "Piensas en la gran responsabilidad que tienes, en el tremendo respeto que te infunde un teatro por el que han pasado tantas y tan grandes voces. Creo que la ABAO puso las condiciones para que el trabajo fuera fácil y alcanzáramos ese resultado, al que pienso que contribuyó todo el equipo", señala.

Momento delicado

Albelo encabezó un elenco formado por Mariola Cantarero (una Adina con la que ya ha coincidido en otros escenarios), Bruno de Simone, en el papel de Dulcamara; Luca Salsi, como Belcore, e Itziar de Unda, como Gianetta. Todos actuaron bajo la dirección escénica de Mario Gas y la batuta musical de José Miguel Pérez Sierra, al que el tinerfeño define como "un maestro joven, pero muy preparado".

Celso Albelo ya hizo un "Don Pasquale" en el Festival de Ópera de Tenerife, que la pasada temporada recibió a Pérez Sierra como director musical de "Rigoletto". Cantante y director podrían volver a reunirse en la muestra lírica tinerfeña con "La hija del regimiento", también de Gaetano Donizetti. Una expectativa que espera ver cumplida, aunque no tiene total certeza.

"He reservado las fechas para hacer La fille en Tenerife, antes de cantarla en París, en el Teatro de La Bastilla. Espero que finalmente se pueda hacer, aunque aún no tengo aún la confirmación". Esta incertidumbre se debe, naturalmente, a los recortes aplicados a las programaciones culturales.

Albelo revela un tremendo pudor cuando se le pregunta por una crisis que puede extender, y de hecho ya está extendiendo, sus tentáculos sobre los teatros y temporadas de ópera. "No quisiera opinar sobre eso -declara, incómodo-. En estos momentos hay millones de parados... Y nosotros, en este contexto, somos privilegiados. No soy un experto en estas cuestiones, pero entiendo que es un momento delicado para todos".

Reconoce que ha estado al corriente de los apuros por los que hasta el último momento ha pasado el Festival de Ópera de Las Palmas. "Por tradición y por trayectoria pienso que este festival merece que todos hagan un esfuerzo y se busque una solución. Los festivales líricos canarios tienen, en este sentido, todo mi apoyo".

Una de las alternativas que se están barajando en diversas ciudades que acogen festivales de ópera es el de abaratar costos haciendo versiones de concierto, es decir, prescindiendo de la representación teatral.

"La ópera representada siempre es mucho mejor", asegura Celso Albelo, quien no obstante es consciente de las "difíciles circunstancias actuales", por lo que "con la buena predisposición de todos se puede llegar a acuerdos".

En este sentido, y mientras aguarda la confirmación del festival tinerfeño, no desdeña alternativas como hacer un recital formado por las arias que han jalonado su carrera, iniciativa en la que quisiera estar acompañado por José Miguel Pérez Sierra y la Orquesta Sinfónica de Tenerife.

Si el tren musical de Celso Albelo no pasara finalmente por su tierra, le aguardan otros destinos: el Teatro Comunale de Bolonia, el Tel Aviv Performing Arts, la Ópera de Tokio y, tras el verano, La Fenice de Venecia (donde ya firmó en su día otro recordado "Elixir"), Viena o los escenarios parisinos de La Bastilla y Los Campos Elíseos.

En este apartado, le parece una buena noticia, y una confirmación del buen momento que viven las voces canarias, que él y su compatriota, el lanzaroteño Francisco Corujo, se repartan el papel de Edgardo, en la "Lucia de Lammermoor" que Daniel Oren dirigirá el próximo mes en la ópera de Israel.

Todo ello, unido "al debut de Jorge de León en La Scala con Aída, a la Carmen con la que triunfa Nancy Fabiola Herrera, al premio al mejor cantante revelación de la lírica", que ha recogido De León tras haberlo hecho el propio Celso Albelo, llevan a éste a concluir que "a pesar de los problemas, el talento de los canarios está ahí, por lo que me siento orgulloso de pertenecer a ese círculo de voces".

Abierto a colaborar

Celso Albelo no conoce ("solo de nombre") al nuevo director titular de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, el polaco Michal Nesterowicz, pero saluda con lógico agrado su voluntad de "contar con todos", como el músico polaco manifestó el día de su presentación. "Me parece genial que quiera contar con músicos y cantantes de la tierra y, si estamos libres para colaborar, bienvenido sea". Tras su paso triunfal por el coliseo bilbaíno, Celso Albelo ha viajado esta semana a Italia para hacer, ayer y hoy, la "Pequeña misa solemne" de Rossini en el Teatro Comunale de Bolonia. De ahí se trasladará a Israel, para reencontrarse en Tel Aviv con el Edgardo de "Lucia di Lammermoor", que en el segundo reparto asumirá su amigo, el tenor conejero Francisco Corujo. En abril le aguardan dos recitales en Japón, uno en Osaka y otro en Tokio, este último junto a su casi ya inseparable pareja artística, la soprano italiana Desirée Rancatore, con la que ha coincidido en numerosas ocasiones sobre los escenarios. No solo Celso Albelo recoge los frutos de su siembra vocal. Las producciones en las que participa también logran reconocimientos internacionales. Es el caso del montaje de "I puritani" de Bellini exportado por el Teatro Comunale di Bologna, que fue catalogado por la revista japonesa Ongakunotomo como el segundo mejor espectáculo representado el año pasado en el país nipón.