PARECE que algo hemos avanzado desde aquel famoso "Informe Solbes" que nos condenaba al subsidio como ciudadanos europeos ultraperiféricos en dificultades permanentes (sic). Y confieso que siempre taché de cómplice a Coalición Canaria, sus líderes y su parroquia, como colaboradores necesarios. Ahora, sin embargo, el presidente Rivero rectifica al afirmar que el Gobierno de Canarias "no quiere ni subvenciones ni limosnas, sino instrumentos que nos permitan generar actividad económica". Fantástico. Esa es la idea y yo la comparto: Canarias necesita un proyecto país.

Y no seré yo quien pierda energía en analizar qué hicimos para llegar a esto; no hay tiempo; que se encargue la Historia de juzgar a los culpables. Ahora toca pensar y actuar. Y no es un camino fácil, porque nuestras relaciones con el Estado, primero, y con Europa, después, se fundamentan a estas alturas solo en la búsqueda de auxilio. Esta nueva postura de Rivero, la de luchar por herramientas que potencien la economía, supone un cambio radical, no cabe duda, quizás el hecho más relevante de la política canaria en democracia.

Esa era la tesis que defendía el entonces ministro Bravo Murillo cuando justificó los puertos francos para Canarias en 1852: "Sueltas las trabas que embarazan ahora la acción mercantil, se formará allí naturalmente un centro de contratación; acudirán los capitales, se crearán establecimientos, se fomentará el trabajo y aquellas islas ahora olvidadas serán el enlace y el punto de comunicación de apartados continentes". Toda una declaración de independencia que adquiere plena vigencia en el siglo XXI, después de esta probatura intervencionista implantada por el tardofranquismo, nuestro denostado REF, que nos hemos empeñado en exprimir hasta sus últimas consecuencias, hasta comprobar su ineficacia. Y ya está.

Quizás Rivero piense reclamar para Canarias el retorno al régimen de puertos francos, que solo requeriría derogar una ley preconstitucional, por cierto, como impulso definitivo al tándem turismo-comercio, un fabuloso negocio combinado inimaginable para Bravo Murillo en aquellos tiempos, que conste; o quizás nos sorprenda el presidente con algo nuevo de verdad. "Instrumentos que nos permitan generar actividad económica", eso suena muy bien y no es ironía. Aleluya.

Llegados a este punto quizás Rivero deba recoger el guante que lanzó Miguel Cabrera cuando pedía sugerencias para la próxima modificación del REF. Cabrera se ve capaz de proponerla, defenderla y aprobarla con la mayoría aplastante del PP en Cortes. Y este cambio de filosofía puede ser la primera: menos subvenciones y más herramientas para dinamizar. Una oportunidad. Y se me ocurre muchas otras, desde la trasformación del subsidio de desempleo en un seguro de paro, a la tributación en las Islas de todos los beneficios generados en Canarias... Alcanzada la conciencia social, urge un nuevo enfoque mercantil. Bravo.

www.pablozurita.es