Maniobran contrarreloj, se dejan literalmente el pellejo y, encima, no paladean el fruto de su trabajo: son los abridores de ostras, virtuosos del cuchillo que hoy han competido en el V Concurso Sorlut, una de las competiciones ya clásicas dentro del Salón de Gourmets.

El madrileño Miguel Garrido, del restaurante O''Pazo, se ha alzado vencedor por segundo año consecutivo con un tiempo de 4 minutos y 13 segundos en esta competición de reglas desalmadas en la que el concursante queda descalificado si se corta y mancha la ostra con su propia sangre.

Seis profesionales de este arte, entre ellos por primera vez una mujer, han participado en el concurso, en el que cada uno tenía que abrir 30 ostras en el menor tiempo posible ante un jurado de expertos que además de la velocidad ha valorado la limpieza y la presentación.

Si vencer la conocida resistencia de estos bivalvos no es fácil, la cosa se complica por las estrictas reglas de la liza, en la que se penaliza que queden vestigios de concha o nácar en la carne de la ostra, que ésta no esté perfectamente separada de la concha, o que su rugosa superficie se rompa.

Para abrir ostras se emplea un cuchillo de casi diez centímetros de hoja y en el que la zona de la punta está afilada por ambos lados, según ha mostrado uno de los concursantes, Nabil Rezauki. Algunos de los concursantes protegían sus manos con guantes de malla metálica, cual templarios.

El cocinero Sacha Hormaechea, presentador del concurso, ha explicado que el primer campeonato de abridores de ostras se remonta a 1958, cuando un hostelero de la costera localidad irlandesa de Galway se lo sacó de la manga para atraer visitantes al lugar una vez finalizada la temporada de verano.

Con el tiempo, aquel concurso se ha convertido en el campeonato mundial de abridores de ostras, una cita ineludible para los amantes de este viscoso manjar que, al igual que los quesos, debe ser afinado para alcanzar su punto óptimo de consumo.

Mientras los jóvenes abridores de ostras se "jugaban los dedos" en el concurso de hoy, Hormaechea también ha comentado cómo en muchos países se valora mucho que las ostras sean abiertas delante de los clientes, que son quienes eligen cuáles quieren tomar.

En España, por contra, las ostras se sirven casi siempre ya abiertas.

Tras la competición, se ha vivido un momento emocionante cuando el campeón del mundo de abridores de ostras, Bernard Gonthier, ha tratado de batir un récord abriendo 250 ostras en un cuarto de hora, aunque se ha quedado a las puertas por apenas un par de ejemplares.

Gonthier es el orgulloso propietario del récord Guinness de esta disciplina, logrado tras abrir mil ostras en una hora, a una media de 17 bivalvos por minuto.