Unos 1.200 familiares de presos de la cárcel venezolana de Uribana, en el estado de Lara, comenzaron a ser liberados a finales de la noche del miércoles, después de permanecer retenidos en la prisión desde el domingo, como medida de presión de los internos para evitar una supuesta intervención militar en el penal.

El director del centro penitenciario, Nelson Bracca, informó ayer de que los reclusos accedieron a dejar en libertad a un primer grupo de retenidos tras un acuerdo con el Ministerio de los Servicios Penitenciarios, de acuerdo con la estatal Agencia Venezolana de Noticias (AVN), que no precisó los alcances del convenio.

Ya el domingo, según Bracca, habían salido del encierro 80 personas, 70 más entre lunes y martes y 25 en la mañana del miércoles.

El secuestro se produjo para evitar una supuesta intervención militar, que fue, sin embargo, desmentida por las autoridades. La operación se habría justificado por los conflictos ocurridos la semana pasada, que terminaron con la muerte de cuatro internos y 175 heridos.

Medios locales informaron ayer de que aumentó a cinco el número de presos muertos tras un motín ocurrido el martes en la cárcel de La Pica, en el estado de Monagas (noreste), en medio de un enfrentamiento entre bandas rivales que se disputan el control del penal. El suceso había generado seis heridos, uno de los cuales falleció en el hospital en la madrugada del miércoles.

Ya suman diez los internos muertos en La Pica este año, según el diario El Universal.