PARA MÍ, no es nada grato ver cómo está la plaza "de las flores" de San Agustín, como popularmente es conocida. Ese rectángulo, que muy bien fue cuidado por otras corporaciones con mayor acierto, es ahora, y a la vista está, un lugar que necesita que quienes atiendan los jardines de esa zona se ocupen de moderar lo presente, porque da la sensación de que en ese núcleo no viven personas.

Nosotros, los ciudadanos, cumplimos con nuestro deber, y los políticos deben hacer lo mismo, y creo que por esa plaza pasan los políticos cada día y ven que su estado no es el propicio.

No sé si en el vivero municipal hay plantas adecuadas que le den vida y colorido a esta plaza, porque ese aspecto que vemos no es nada grato, y no es la primera vez que lo decimos. Desde hace bastante tiempo, esta plaza ha estado un tanto abandonada. Tampoco me quejo de las hojas que cada día se caen de los laureles de indias allí plantados. Nadie puede evitar que las hojas caigan, pero sus jardines y fuente central son un desastre.

Tampoco sé lo que pinta la Asociación de Vecinos Gordejuela y si se ha preocupado de buscar una solución inmediata para poner la plaza bonita y en condiciones.

Los jardines están vacíos, las flores no se ven y el abandono es elocuente. Siempre pasa lo mismo con esta plaza. Nadie quiere saber nada de este pequeño recinto, pero por ese lugar pasa mucha gente. ¿Y qué dice la gente? Pues que tenemos unos políticos del diez. Todos caben en el mismo saco, antes y ahora. Esta plaza ha quedado fuera de los programas electorales, y a ella le unimos la del Realejo Bajo, que tampoco pasa por sus mejores momentos. Ni siquiera se oye alguna queja por Radio Realejos de los vecinos más próximos. Debe de ser que se hallan muy a gusto con lo que tienen ante sus narices.

Finalmente, le aconsejo al concejal de parques y jardines que vea lo que allí hay, y que si en el vivero municipal hubiese algunas plantas propias para darles vida a ambas plazas, se ponga manos a la obra, porque querer es poder.