PASO por el negocio de un conocido. "Tengo un recado para que se lo des a tu amigo Paulino Rivero", me dice. "Es sobre el petróleo". Lo invito a que lo haga él mismo. Mi amistad -absolutamente inexistente- con el presidente del asunto regional no llega a tanto. Le pregunto cómo lo trata la crisis. "A mí me da igual porque nací sin zapatos". Pienso que no es fácil subir de albarda a silla, aunque algunos lo consiguen, pero se me antoja más difícil realizar el tránsito al revés. Lo pienso pero no se lo digo. Quizá él sí pueda adaptarse a vivir con las privaciones de su infancia. Más crudo lo tienen quienes solo han conocido la hartura.

Jamás le llevaría un mensaje a Paulino Rivero ni a otro político, sea el que sea. Los políticos, y de forma especial los políticos regionales, y de forma más especial todavía los políticos regionales con escaño en el Parlamento de Canarias, están demasiado ocupados para oír las sugerencias de los ciudadanos. La plebe cuenta cuando toca pedirle el voto. En el ínterin únicamente es útil para pagar impuestos. "Rivero apuesta por una economía más competitiva y más sostenible", leí ayer a media tarde, tras un almuerzo interesante y una sobremesa sin desperdicio, en la edición digital de este periódico. Una economía más competitiva y más sostenible. ¿Es posible que a estas alturas todavía alguien hable de competitividad y "sostenibilidad" sin que se le caiga la cara de vergüenza ante 341.000 parados en el caso de Canarias y 5.300.000 si extendemos el cálculo al resto de España? Bien es verdad que a la mayoría de los políticos, sean del partido que sean y ocupen el cargo que ocupen, es difícil que se les caiga la cara de vergüenza esencialmente porque no saben lo que es la vergüenza.

Los modelos sostenibles los describen con una aproximación bastante aceptable a nivel académico un tipo de ecuaciones diferenciales que, de tan sencillas, suelen aprender a resolverlas antes que todas las demás los estudiantes de ciencias. Alguien come y alguien es comido. Cuando hay mucha comida, aumentan los que comen hasta que acaban con la pitanza. El hambre masacra a los comilones, con lo cual empiezan a sobrar alimentos, prosperan los depredadores y vuelta a empezar. Así, aunque a una escala más complicada, funciona la naturaleza desde hace más millones de años de los que somos capaces de imaginar. Por eso cuando Mario Conde le propuso al Gobierno de la India construir una planta de antibióticos le dijeron que ni hablar. ¿Pretende usted eliminar el único recurso que nos queda para controlar el crecimiento de la población? En algunos países, si la gente no se muere termina por no caber en las casas ni en las ciudades. ¿Qué hacemos con el medio millón -o el millón entero- de personas que sobran en Canarias para que estas Islas puedan mantener a todos los que viven en ellas con sus propios recursos? ¿Aplicamos una solución final de corte vernáculo? Cuántos disparates.

Acaso no haya una expresión más mentirosa o más ingenua que economía sostenible. Todo crecimiento sin límites es intrínsecamente insostenible y, paralelamente, una economía que no crezca no es sostenible. ¿Cuánto tiene que volver a incrementarse anualmente el PIB para que Canarias genere empleo? Pese a lo anterior, no sabría decir si quienes hablan de estas cosas, aunque sea en un Parlamento, son meros charlatanes o unos idiotas integrales.

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