Atribuyen al monje cisterciense francés San Bernardo de Clarava la frase "el infierno está empedrado de buenas intenciones", sentencia que se le podría aplicar al presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, si no fuera porque tras más de cuatro años al frente del Ejecutivo de esta Comunidad Autónoma su apuesta por un modelo económico más sostenible, lejos de ser un propósito, se ha convertido en un manido eslogan utilizado para evitar un análisis profundo de los problemas que afectan a estas islas.

Ayer, en el Debate sobre el Estado de la Nacionalidad, volvió a repetir de forma machacona esta cantinela, tanto como receta para solventar la actual crisis económica pues, según dijo solo se logrará con fórmulas que generen actividad a través de un modelo "más competitivo y más sostenible", como para rechazar las prospecciones petrolíferas en aguas cercanas al Archipiélago.

Esta falta de concreción del presidente llevó a algunos diputados de la oposición a recriminar a Paulino Rivero que habla- ra tanto de "escenarios de futu- ro" y no abordara el "escenario real" de Canarias, cuyas cifras de desempleo, por ejemplo, demandan más medidas urgentes y menos voluntarismo por parte de los rectores de la política de las Islas.

El petróleo, tal y como se esperaba, centró buena parte del debate celebrado en la tarde de ayer, incluso sirvió para poner en entredicho los buenos deseos de Paulino Rivero, pues mientras por un lado tendía una mano para abrir "una etapa de entendimiento y diálogo" con el Gobierno central, por el otro anunciaba que en unos días recurrirá ante el Tribunal Supremo la autorización de las prospecciones a Repsol, apuntando no solo cuestiones medioambientales, sino también que "son más los perjuicios que crean que los beneficios que pueden producir", sobre todo a la industria turística.