El expresidente del Congreso y padre de la Constitución, Gregorio Peces-Barba, es partidario de una reforma electoral que eleve a 400 el número de diputados en la Cámara Baja, en vez de los 350 actuales, y que permita disminuir la influencia de los partidos nacionalistas.

En el segundo número de la revista "Números Rojos", Peces-Barba también defiende otras reformas constitucionales para adecuar la Carta Magna a la realidad europea, establecer el tratamiento igualitario en la sucesión a la corona o la transformación del Senado en una verdadera Cámara autonómica.

Respecto a la reforma electoral y al aumento de escaños, su idea es que los 50 nuevos diputados salgan de un segundo escrutinio y se repartan entre las diez circunscripciones más pobladas del país con los votos que no hubieran sido utilizados para obtener diputado en la primera vuelta.

De esta forma, a su juicio, irían a parar a los tres partidos nacionales más importantes (PP, PSOE e IU).

El fin de esta reforma sería, para el exdirigente socialista, equilibrar las fuerzas con más justicia y "disminuir la influencia de los partidos nacionalistas".

Sobre la reforma del Senado, Peces-Barba respalda que tenga un ámbito autonómico y no provincial, que no se disuelva nunca o que su composición no proceda de unas elecciones por sufragio universal, sino que cada comunidad elija a sus senadores en su Parlamento.