La Bolsa española ha concluido esta semana, la tercera peor del año, con una caída del 2,41 por ciento, condicionada por la recogida de beneficios y por la publicación de malos datos económicos en Europa y China.

La situación en el mercado de deuda, después del "arreglo" alcanzado en Grecia y de que Alemania solicitara al Banco Central Europeo (BCE) que revise su política monetaria expansiva y las medidas adoptadas desde el verano (inyecciones de liquidez y compra de deuda), también influyó en el devenir semanal.

Volvían a crecer las dudas sobre las finanzas de los países periféricos, con lo que la prima de riesgo española avanzaba hasta 350 puntos básicos y el rendimiento de la deuda crecía al 5,5 por ciento.

A través del "colador" chino se decantaron buena parte de las pérdidas de este ciclo, dado que la segunda economía mundial enviaba señales inequívocas de desaceleración (caía la actividad industrial en marzo).

Además, China mostraba su intención de contener la inflación mediante el aumento del precio de los carburantes, lo que incidió negativamente en las compañías mineras y metalúrgicas, además de castigar al sector automovilístico.

También llegaban malas noticias de Europa, con el descenso de la actividad industrial en la zona euro y en Alemania o la caída del consumo en el Reino Unido.

Por el cedazo de la Bolsa se filtraban las estadísticas negativas del sector inmobiliario de Estados Unidos, que indicaban un descenso de las ventas de viviendas nuevas (1,6 por ciento) y usadas (1,1 por ciento) el mes pasado.

Por contra, descendían las peticiones de subsidios de desempleo, que se situaban en niveles de cuatro años atrás y Wall Street continuaba en zona de máximos anuales.

En cuatro jornadas consecutivas de pérdidas se escurrieron las ganancias del período anterior, y el mercado nacional, que había conseguido registrar pequeñas ganancias respecto al comienzo del año, volvía a terreno negativo.

En cuanto a la evolución de los principales valores del mercado nacional, los integrantes del índice IBEX 35, compuesto provisionalmente por treinta y seis compañías, bajaron treinta y subieron seis.

La mayor caída semanal correspondió a Gamesa, que cedió el 8,78 por ciento, seguida de BBVA, con un descenso del 6,36 por ciento, mientras que ArcelorMittal bajó el 5,78 por ciento, y Caixabank, que podría fusionarse con Banca Cívica la próxima semana, el 5,75 por ciento.

El principal avance recayó en IAG, el 3,32 por ciento, a pesar de las malas previsiones de la IATA para el sector aéreo, en tanto que Repsol avanzó el 2,1 por ciento, sin que le afectaran los problemas que tiene en Argentina; DIA, el 1,77 por ciento, y Grifols, el 0,8 por ciento.

El resto de los grandes valores bajó esta semana, ya que Banco Santander, que aumentará su resultado el 50 por ciento en dos años, perdió el 4,73 por ciento; Iberdrola, el 2,6 por ciento, y Telefónica, el 1,13 por ciento.

La próxima semana, en la que el IBEX partirá de 8.281,80 puntos, con la huelga general en España y la presentación de los Presupuestos de 2012, los inversores estarán pendientes de la publicación de datos de confianza en Alemania (IFO) y Estados Unidos, donde se conocerá el PIB del cuarto trimestre de 2011.