El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, pidió hoy a las autoridades tunecinas que la nueva Constitución garantice la libertad religiosa y el respeto a la mujer y a las minorías y no ceda a las presiones de los que quieren instaurar la "sharia" (ley islámica).

García-Margallo hizo este llamamiento al Gobierno tunecino que encabeza el partido islamista moderado Al Nahda durante la primera jornada de su visita oficial a Túnez.

El ministro se mostró convencido de que Túnez "va a ser ejemplo a seguir" en materia religiosa para otros países de la región, por lo que consideró que será decisivo el precedente que asiente su futura Carta Magna, cuya redacción esta prevista para antes de final de año.

"Es importante que cualquier Constitución garantice la libertad religiosa, el respeto al minorías y el respeto de los derechos de las mujeres", señaló en la rueda de prensa ofrecida junto con su colega tunecino, Rafik Ben Abdesalem.

Túnez fue el primer país donde estalló el actual proceso de cambios en el mundo árabe, con la revolución que en enero de 2011 derrocó al dictador Zine el Abedin Ben Ali.

Ausentes de la Asamblea Constituyente, las organizaciones salafies -partidarios de un Islam rigorista- han incrementado en las últimas semanas su presión en favor de la aplicación de los preceptos y las tradiciones basada en El Corán.

Sin embargo, el órgano de dirección de Al Nahda, partido vencedor de las elecciones del pasado mes de octubre, emitió un comunicado esta mañana, pocas horas antes de la llegada de García-Margallo, para despejar dudas de su rechazo a la "sharia".

Rafik Ben Abdesalem también quiso tranquilizar de palabra al jefe de la diplomacia española, al que aseguró que la "impresión general" de los principales partidos parlamentarios es que Túnez siga siendo un república islámica, en el marco de "principios democráticos, las libertades y los derechos humanos".

Después de destacar los paralelismos entre la transición que vivió España y la que atraviesa Túnez, García-Margallo se mostró satisfecho del rumbo político tras la revolución.

"El Gobierno español está encantando con el proceso de transición tunecino. Su suerte es la suerte del Magreb, del Mediterráneo y de Europa", sentenció.

Para apuntalar sus resultados, el ministro anunció que España quiere adoptar una posición de "liderazgo" en la UE en favor de Túnez.

Con este fin, se comprometió a mantener la ayuda al desarrollo, al tiempo que defendió que Europa destine fondos de cohesión ante la crítica situación económica tunecina, marcada por el alto índice de paro y la asfixia de sectores claves como el turismo.

En su visita a Túnez hace un año, el entonces jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ya anunció una línea de créditos por valor de 300 millones para cooperar con países que emprendan reformas democráticas en el norte de África.

Por su parte, el jefe de la diplomacia tunecina solicitó a García-Margallo que España coopere para solucionar el problema de los refugiados libios que están en su frontera después de huir de la guerra.

Dispuesto a abrir una nueva página en la relación bilateral, el representante del Gobierno español expresó el deseo de mantener una relación "continuada" con el Ejecutivo tunecino y de recuperar el próximo año la reunión de alto nivel, cuya última edición fue en 2004.

El ministro manifestó, asimismo, el beneplácito a que los príncipes de Asturias visiten Túnez en una fecha aún por determinar.

Asumirían así el testigo de los reyes, que tuvieron que cancelar a última hora la visita que iban a hacer en noviembre de 2009 por una indisposición de Ben Ali.

Después de verse con su colega, García-Margallo se entrevistó con el presidente de la Asamblea Constituyente, Mustafá Ben Yafaar.

Su primera jornada la cerrará esta noche con una cena con empresarios españoles, a los que quiere trasladar su compromiso de respaldar sus inversiones y contribuir a fomentar la "Marca España".

El ministro de Exteriores completará mañana su visita con sendas reuniones con el presidente tunecino, Moncef Marzuki, y el primer ministro, Hamadi Yabali.