Varios incidentes aislados se registraron ayer en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Senegal, en la que se decide si el actual mandatario, Abdoulaye Wade, seguirá en el poder o si le sucederá el opositor Macky Sall.

Las votaciones en esta decisiva jornada electoral transcurrieron en general en un ambiente de tranquilidad, según coincidieron en señalar observadores internacionales. La mayor parte los colegios electorales abrieron a la hora prevista (8:00 hora local y GMT), en que ya se habían formado largas filas de votantes.

Pero la jornada no estuvo del todo exenta de tensiones, como las registradas en un colegio electoral de la localidad de Diouloulou (sur), fronteriza con Gambia, que fue atacado por individuos armados.

Según la emisora local RFM, el colegio electoral, en la provincia secesionista de Casamance, fue atacado por supuestos miembros del Movimiento de las Fuerzas Democráticas de esa región (MFDC), quienes quemaron las urnas y dispersaron a los votantes.

La prensa local informó también sobre enfrentamientos entre seguidores de ambos candidatos en la ciudad de Sedhiou (sur).

Además, la Policía dispersó con gas lacrimógeno a numerosos simpatizantes de Wade, concentrados en el colegio electoral en el que el actual mandatario y candidato a la reelección por el Partido Democrático Senegalés (PDS) se disponía a votar. Tras votar, Wade hizo un llamamiento a la calma y comentó que, si no ganó en la primera vuelta, celebrada el 26 de febrero, con una mayoría absoluta, fue, en su opinión, por el tenso clima instaurado por la oposición, lo que obligó a muchos de sus votantes a quedarse en casa. Por su parte, Sall (candidato por la Alianza para la República, APR) votó en un ambiente de calma en Fatick, localidad situada a 140 kilómetros al sur de Dakar. "Las urnas van a confirmar las expectativas de los senegaleses", dijo.