Durante 30 jornadas de Liga hemos escrito páginas y páginas con las carencias futbolísticas de un Tenerife que, a estas alturas, debería ser un bloque, tener un estilo y practicar un juego mínimamente decente cada semana. Y está claro que, a pesar de la reacción experimentada con la llegada de Andrés García Tébar y los refuerzos de invierno, no lo ha conseguido del todo. Eso sí, nunca se había puesto en duda la implicación de los futbolistas. Ayer, en Butarque, campo que honró una de las páginas más brillantes en la historia del club con el ascenso de 2001, realizó un ejercicio de dejadez y, sobre todo, de inconsciencia futbolística.

Más allá de la derrota, que pone en duda la presencia blanquiazul en el "play off" y le despide definitivamente de la pelea por el liderato, queda la sensación de que los jugadores se abandonaron. Contra otro colista (ya perdieron ante el Montañeros y el Sanse), el equipo insular salió a pasear y le metieron un baile durante los primeros 20 minutos de aquí te espero. Con un centro del campo incapaz de controlar el encuentro, el Leganés ganó la partida siempre por intensidad y ganas. Poco más. Tonino avisó por dos veces antes de marcar. Como si quisiera funcionar de despertador de los visitantes. Primero disparó desde la frontal cerca de la escuadra derecha (6'') y, poco después, recibió de Víctor dentro del área, pero no pudo superar a Sergio Aragoneses (13'').

El Tenerife no captó la indirecta y a la tercera fue la vencida. Con la línea defensiva dormida, Tonino ganó en velocidad a Cristóbal y superó al portero con una vaselina (16'') que alimentaba las esperanzas pepineras. La reacción ante el gol encajado fue la desidia. Sí, corrían los blanquiazules. Pero con esa pesadez de tener que hacer las cosas por obligación. Sin ese plus de ilusión que te hace ser competitivo. Y claro, cuando no pones lo mismo que el contrario, se nota. Siguió dominando el Leganés, que pudo aumentar su renta en una falta directa lanzada por Rubén Navarro (31'').

Mientras, el conjunto tinerfeño se convirtió en un recital de pases a ninguna parte, centros donde no había rematador y errores técnicos de principiantes (controles, despejes y otras suertes), además de perder cada disputa, cada balón suelto. García Tébar se revolvía en el banquillo deseando la llegada del descanso para que le devolvieran a su equipo y la panda de impostores que había saltado al terreno de juego en su lugar saliera huyendo de Butarque. Pero no. Empeñado en hacer el mayor de los ridículos, el Tenerife encajó el segundo tanto nada más reanudarse la contienda. Pedro centró desde la derecha y Víctor, ganando la partida a Cristóbal, ¡otra vez Cristóbal!, cabeceó a la red (47''). Ahí se acabó el partido. Al menos en cuanto a competitividad y emoción. Porque la afición pepinera pudo disfrutar de una segunda parte tranquila. Sin sobresaltos, el cuadro que dirige José María Rico vio pasar el tiempo frotándose los ojos ante tanta facilidad como le había dado su oponente.

García Tébar lo intentó a la tremenda, dando entrada a Aridane por Ferrán Tacón. Un paréntesis: lo de este chico es un misterio. Con lo bien que empezó la temporada y ahora no da una a derechas. Con dos "nueves" sobre el terreno de juego, los blanquiazules jugaron más directo. El resultado fue el mismo. El segundo intento pareció más un castigo a Marcos Rodríguez que otra cosa. Sería injusto culparle a él por encima del resto, pero vino para ser el eje de este proyecto y se ha quedado en un mediocentro del montón. Eso sí, con más oportunidades que otros como el majorero Abel.

Todavía hubo otras malas noticias para el Tenerife. Luismi Loro, el único que mostró un poquito de fútbol y algo de temperamento, se fue a la calle por doble amarilla y se perderá el choque del próximo domingo ante el Toledo. También Zazo y Kike López, que vieron la quinta amarilla. Con superioridad numérica, el Leganés se animó a buscar el tercero para deleitar a su público. Tonino perdonó ante Aragoneses (73''), después de otro error de la "factoría" Cristóbal. El pan nuestro de cada día, vamos. Los "olés" empezaron a escucharse en la grada mientras unas gotas de rabia aparecían por fin en la escuadra de García Tébar, que, en el minuto 88, generó su primera ocasión del encuentro. Pablo Sicilia cabeceó fuera una falta lateral sacada por Víctor Bravo que, ya en el tiempo de prolongación, también lo intentó de lejos y estrelló el balón en el larguero de la meta de Falcón (92''). El portero local vivió su partido más tranquilo de la temporada. El cuadro verdinaranja no disparó ni una sola vez entre los tres palos. Siempre quedará aferrarse a la excusa de los colores. Con su tercera indumentaria, el Tenerife cayó eliminado en Copa ante el Cerceda, perdió en Oviedo y ayer en Butarque.

Hasta puede uno imaginarse que ese equipo no era el nuestro porque no vestía de blanquiazul. Es la forma de evadirse de la actuación más penosa del curso. La que deja en duda la capacidad de este grupo para pelear por el ascenso. La que, por primera vez, apunta a la actitud como causante de la derrota. O la terapia de Pedro Cordero del jueves tuvo el efecto contrario o no le hicieron ni caso.