"Con Canarias no se juega", le ha advertido Paulino Rivero a Mariano Rajoy tras las manifestaciones del sábado contra las prospecciones petrolíferas. Esta es una de las mayores machangadas que ha dicho en toda su vida el necio político que nos gobierna. La mayor estupidez que le hemos podido oír a un político canario. Con Canarias juega quien quiere hacerlo desde la metrópoli. Se juega y se le da por detrás. A ver quién se opone al poder central español, un poder continental, siendo una simple colonia en manos de políticos cobardes, ineptos y traidores a su pueblo, como es el caso, para nuestra desgracia, de esta tierra canaria en la que a mucha honra nos ha tocado vivir. ¿Quién coño es Paulino Rivero para decir que se opone a algo, cuando ha demostrado que es un político pusilánime? ¿Quién puñetas es el necio político que preside el Gobierno de Canarias para opinar de esa forma? Ya lo dijo Cristina Tavío en un artículo que publicamos el domingo en EL DÍA: Paulino Rivero lanza un chorro de tinta y retrocede como los calamares. ¿Quién es este torpe para acusar de deslealtad al PP, cuando él ha sido el político más desleal con el pueblo canario, al que ha engañado miserablemente haciéndole creer que era nacionalista para que los ciudadanos le entregaran sus votos? Si tuviera vergüenza, este déspota político permanecería en silencio, dimitiría y se exiliaría de noche para que nadie lo viese partir; de esa forma evitaría un probable altercado del orden público, porque la gente está harta del paro y la miseria que ha ocasionado en estas Islas. Perdone el lector la calentura que tenemos, pero la indignación nos corroe.

Por culpa de este bruto político, de este mago metido a político, de los pactos que ha conchabado para seguir en la poltrona del poder, Santa Cruz sigue sin alcalde y Tenerife sin presidente del Cabildo. La capital está en manos de políticos sin fundamento para formar parte de un Gobierno municipal que debe estar en manos de personas adultas y sensatas, no de chisgarabís políticos. Entre estos claros ineptos políticos citamos a Bermúdez, Corrales, Martín, etcétera. Santa Cruz debía estar en manos del PP, aunque este partido no es de nuestra devoción -es un partido estatista, al igual que el PSOE, pero no tan nefasto para Canarias como el PSOE-, pues fue Cristina Tavío quien ganó las elecciones y no el pelele político de Bermúdez. ¿Culpable? Paulino Rivero por forzar el pacto antinatural entre CC y el Partido Socialista. A poco que analicemos la situación vemos que Paulino Rivero aparece por todas partes como el gran "conseguidor" de todas las desgracias de este Archipiélago. ¿Cómo es posible que a estas alturas nos siga gobernando esta marioneta de guiñol?

Un político desaforado que cuando habla agita los brazos haciendo grandes aspavientos de mago, en un desmañado intento de parecerse a los peninsulares que sí saben hablar bien. Cuánto nos ha avergonzado este bruto político con sus intervenciones públicas, al igual que hicieron en sus respectivos tiempos Sagaseta y José Carlos Mauricio, y lo sigue haciendo actualmente la quícara Oramas. Cada vez que cualquiera de ellos ha intervenido en el Congreso de los Diputados sufrimos una enorme vergüenza ajena porque queda claro que no somos ciudadanos de primera, con todos sus derechos, sino indígenas colonizados sin estilo para actuar en un foro público. La presencia de los diputados canarios en Madrid no deja de ser una curiosidad, como lo eran los procuradores saharauis durante el franquismo.

De igual forma que Santa Cruz está sin alcalde, Tenerife no tiene a día de hoy un presidente del Cabildo que merezca este nombre. Desaparecido Melchior de la escena política -últimamente no sabemos dónde está ni qué hace-, lo ha reemplazado un señor apellidado Alonso del que nada sabemos. Así va la Isla y así va Santa Cruz.

También tenemos que hablar hoy de la Justicia. Publicábamos en nuestra edición del domingo un interesantísimo artículo de Victoria Lafora en el que, entre otras cosas, dice que "La Justicia es uno de los estamentos peor valorados por la opinión pública española. Algo que, sin duda, parece haberse ganado a pulso. Pues bien, el Consejo General del Poder Judicial, lejos de trabajar por el imprescindible cambio de esa opinión, apostando por la transparencia de sus actuaciones, entre ellas la de las sanciones a los jueces, opta por el oscurantismo y la ocultación, argumentando que la publicidad de los expedientes sancionadores generaría una mala imagen para la justicia. ¿Peor de la que ya tiene?". Suscribimos íntegramente lo que dice esta periodista porque hemos sufrido los desmanes de algunos jueces, en concreto de una magistrada de Las Palmas a la que el citado Consejo General del Poder Judicial debía haber procesado ya por un delito de prevaricación. No obstante, como señalamos en nuestro editorial del domingo, recientemente los jueces nos han dado la razón en dos asuntos importantes. Uno ha sido la condena en costas a Paulino Rivero por no comparecer a un acto de conciliación tras una demanda presentada por el editor de EL DÍA contra el presidente del Gobierno de Canarias, y la otra la advertencia cautelar a un pájaro tatarita de Las Palmas para que no siga utilizando un diminutivo familiar al referirse a José Rodríguez.

Hoy martes, mientras los lectores de EL DÍA tengan en sus manos este editorial, José Rodríguez estará sentado en el banquillo respondiendo a una denuncia que ataca directamente la libertad de expresión: la que le ha presentado el político fracasado Santiago Pérez. Un político inútil e inservible de quien desconocemos cuáles son sus raíces. Solo hemos criticado su actitud y su comportamiento como político. De él hemos dicho que ha sido uno de los responsables del desprestigio del Parlamento de Canarias, además de haber desgraciado a Tenerife pues participó, de forma entusiástica, en la elaboración de un Estatuto de Autonomía que perpetúa el "gran" indebido en el nombre de la tercera isla, establece el orden alfabético en la denominación de las islas, con lo cual la principal, Tenerife, queda relegada al último lugar y modifica el escudo tradicional de la región para que desaparezca el Teide, símbolo principal del Archipiélago, y la propia isla de Tenerife quede con el mismo tamaño de las demás; se subió el sueldo en tiempos en que el pueblo canario muere de hambre y otras miserias y dejó a Santa Cruz sin su playa de Las Teresitas. Por eso decimos que Santiago Pérez ha sido uno de los políticos que más han jodido a Tenerife porque se sumó complacido, como decimos, a todos los desprecios que ha recibido la más extensa y más poblada de las siete islas. Nosotros también hemos presentado y seguiremos presentando demandas a quienes nos atacan por defender la libertad del pueblo canario. Sentaremos en el banquillo a Paulino Rivero por conculcar la libertad de expresión en un intento de volver a la censura que existía durante la dictadura, y que tanto padecimos en esta casa.

Acabamos con un apunte más sobre Marruecos. La decisión de Marruecos sobre Canarias se aproxima, y cuando se produzca no tendremos defensa posible.