DESDE el punto de vista territorial, la historia de España registra en su haber geográfico el mayor imperio sobre la faz de nuestro planeta Tierra. Tal fue su dimensión que el sol siempre brillaba en uno de sus tantos dominios. También podemos afirmar que ninguna otra nación del planeta Tierra ha estado sometida tanto tiempo como España, como fue el transcurrido bajo el imperio árabe, 771 años de dominación.

Nuestras Islas Canarias ya han sufrido el dominio del Estado español más de quinientos años (1496 al 2012), pero con la gran diferencia de que el imperio árabe dejó un legado histórico invalorable. A nosotros, los canarios, nos han arrebatado nuestras riquezas, impulsándonos a tener que emigrar para poder subsistir en otras latitudes del globo terráqueo, que si bien hemos sido acogidos con beneplácito por nuestro trabajo creador y honestidad, soñamos con regresar al terruño que nos vio nacer, pero eso sí, que seamos dueño de nuestro propio destino sin ataduras al imperio colonial que sigue abusando de nuestra nobleza espiritual.

Muchos de los hispanos residentes en nuestras queridas e inolvidables Islas Canarias, en un tiempo llamadas Islas Afortunadas, pensarán que mi espíritu lo alimenta el odio cuando escribo manifestando que el pueblo canario ya llegó a su mayoría política, y tiene todo el derecho de vivir en libertad soberana e independiente, como todas las naciones que integraron el gran imperio español. No, amigos residentes de nuestra madre patria en nuestras Islas Canarias, como nombran a España los latinoamericanos que se independizaron y hoy mantienen excelentes relaciones bilaterales. Cuando reclamo nuestro derecho a tener una patria libre y soberana, no es el odio que yace en mi corazón, ni busco posición alguna de poder, ya tengo más de ochenta años, vividos la mayoría de ellos en la diáspora canaria, que me atrevo a decir que, con nuestros descendientes, somos tantos como los que viven nacidos en Canarias.

Como seres humanos, y en mi caso con formación cristiana, quiero vivir los años que me quedan de vida en paz añorando nuestro sueño nacionalista, que, como ya lo he manifestado públicamente, tarde o temprano Canarias será una República Federal Independiente, eso sí, manteniendo los lazos fraternales en convivencia pacífica con todos los residentes establecidos en el archipiélago canario. Tantos los canarios como los residentes en nuestras islas disfrutarán de un status político con más libertad de acción en todo el quehacer humano, si nuestras Islas Canarias fuesen independientes.

Nos han hecho ver que nuestra existencia insular se debe a los buenos oficios del poder central español, que si nos independizamos nos moriríamos de hambre, y lamentablemente en la mente de nuestra gente humilde está sembrado ese temor. También, que si nos independizamos Marruecos nos invadiría y pasaríamos a ser un territorio marroquí. Y el más impúdico de los consejos que emite el poder central español es el de manifestar que nuestro pueblo no está preparado para asumir tanta responsabilidad.

Todas estas especulaciones, que han generado el temor suficiente para permanecer indiferentes, hace siglos se las decían a los nacionalistas latinoamericanos, para frenar los movimientos emancipadores, y... como cosa curiosa, que no ha germinado en la gente humilde, se debe a que nuestra gente insular en su mayoría nunca ha salido de la isla donde vive, y muchos hasta ni de su propio pueblo. No saben que los primeros en alzarse contra el poder colonial español en América, eran hijos de canarios que hoy figuran históricamente en el Parnaso político latinoamericano.

Otro de los aspectos que al poder central español no le interesa dar a conocer es la importancia que tienen nuestras Islas Canarias como enclave geográfico, por los inmensos recursos económicos que recibe la Hacienda pública española, por el tráfico tanto de barcos como de aviones que hacen escala en nuestros puertos y aeropuertos de tránsito a los tres continentes, África, América y Europa.

Nuestra gente común tiene que entender que si nuestras Islas Canarias fuesen una carga económica para el Estado español, desde hace mucho tiempo no se opondría a nuestra independencia. Por lo tanto, el camino que todos debemos tomar es el de la soberanía absoluta: Canarias Libre e Independiente.

franciscoteide@catv.net