El nacionalizado Allied Irish Banks (AIB) anunció hoy pérdidas de 2.300 millones de euros netos durante 2011, 7.900 millones menos que el año anterior.

En su informe anual, la entidad atribuye parte de las pérdidas al "gran número" de préstamos o créditos "con problemas de recuperación" que tiene en cartera este banco, localizados principalmente en su portafolio inmobiliario.

Así, el AIB indicó que se ha visto obligado a acumular unas reservas de 7.900 millones de euros para hacer frente a las pérdidas en las que podría incurrir por prácticas crediticias irregulares.

En este sentido, la tasa de morosidad superior a 90 días en las hipotecas se situó en el 10,9 por ciento, un 2,9 por ciento más que en 2010 y casi dos puntos por encima de la media del resto de bancos irlandeses.

Su director ejecutivo, David Duffy, señaló en el documento que las condiciones del mercado durante el pasado año continuaron siendo "difíciles", pero predijo que el banco progresa hacia el objetivo de rentabilidad marcado para 2014.

Para entonces, el AIB confía en haber finalizado el programa de ajuste de su plantilla, con el que prevé recortar 2.500 empleos hasta 2013.

También cayeron los beneficios operativos, desde los 658 millones de euros alcanzados en 2010 hasta los 68 millones del pasado año, como consecuencia de una reducción del 22 por ciento de "los niveles de ingreso", hasta los 519 millones, y del aumento en 71 millones de los "costes".

Por contra, subieron un 2 por ciento los depósitos bancarios, hasta los 61.000 millones de euros, lo que refleja, según la entidad, la creciente confianza del consumidor desde la recapitalización de la entidad el pasado mes de julio.

Según las pruebas de resistencia efectuadas por el Banco Central Irlandés (ICB) en marzo de 2011, el AIB necesitaba ampliar su capital en 13.300 euros para hacer frente a sus deudas, después de que el Gobierno de Dublín haya inyectado ya en la entidad y su subsidiaria, EBS, más de 20.000 millones desde 2008.

En su informe anual, el AIB también informó hoy que durante el pasado año recibió un total de 31.000 millones de euros del Banco Central Europeo (BCE).

Los planes de reestructuración del Ejecutivo irlandés prevén que la mayoría de las entidades financieras se integren en un conglomerado cuyos "pilares" básicos son el Bank of Ireland y el propio AIB, tradicionalmente los dos grandes bancos de este país.