El Cabildo de Tenerife ha promovido 13 clubes de lectura en ocho municipios de la isla en los que han participado más de 200 personas. El director insular de Cultura y Patrimonio Histórico, Cristóbal de la Rosa, indica que "es muy positivo que se incremente el número de lectores potenciales en la isla y que además exista gente dispuesta a hacerlo de una manera colectiva, que pretende intercambiar opiniones sobre un mismo texto".

Los primeros clubes de lectura que se registraron en la iniciativa del Cabildo fueron los correspondientes a las bibliotecas municipales de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, mientras que los más recientes proceden de Los Cristianos (Arona) y Tabaiba (El Rosario).

En este primer año del servicio de préstamo colectivo del Cabildo de Tenerife, la publicación más demandada fue ''La mujer justa'', de Sándor Marai, mientras que los colectivos que han solicitado más préstamos son los de La Laguna y La Matanza.

Cristóbal de la Rosa recuerda que en marzo de 2011, el Cabildo puso en marcha el servicio de préstamo colectivo para clubes de lectura, dirigido principalmente a la Red Insular de Bibliotecas Municipales de Tenerife.

El servicio que ofrece el Cabildo de Tenerife contempla el préstamo de libros a partir de un catálogo de 81 títulos, compuesto por ejemplares múltiples de una misma obra, para su préstamo a las bibliotecas por un periodo de 60 días.

El responsable insular de Cultura reconoce que los clubes de lectura constituyen uno de los servicios más demandados por los usuarios de las bibliotecas públicas, y es por eso que el Cabildo ha puesto en marcha esta actividad con la intención de crear y mantener los clubs de lectura en las bibliotecas municipales interesadas.

REUNIÓN CULTURAL

Los clubes de lectura están formados por grupos de personas vinculadas a organismos, instituciones o asociaciones, encargados de gestionar esta actividad de carácter cultural. En reuniones de periodicidad normalmente semanal, los integrantes del club desarrollan sus impresiones acerca de un libro que todos leen al mismo ritmo, bajo la supervisión de una persona que ejerce de moderador.

Las bibliotecas públicas, por su propio carácter abierto y su vinculación a la lectura, son los centros tradicionales que ponen en marcha este tipo de actividad de extensión cultural.