HOY vamos a hablar de los alojamientos que encontré a mi llegada al municipio de Arona, en 1954. Antes de mi llegada, un viejo amigo, profesor y natural de Arico, me había hablado de la fonda, en el casco de Arona, de Juan Hernández Moreno, cartero rural en el casco del pueblo. Le escribí una carta que nunca tuvo respuesta. Así que al llegar al pueblo me hablaron de la fonda de la familia Fumero, junto al Calvario. La regentabam don Manuel Fumero y su esposa, doña Concepción Vargas. Convivían con estos su hija Luisa y los hijos de esta, Josefa, Manola y Salvador.

Una muy buena gente que perpetué en un capítulo de mi primer libro publicado, que yo titulé "40 años de medicina rural en Arona". Allí pasé 22 meses, hasta mi matrimonio con una hija de Los Cristianos, el 1 de marzo de 1956. En este barrio pesquero solo había dos establecimientos dedicados a estos menesteres. La fonda reverón, que ya se llamna hostal, y que mucho tiempo antes se había llamado Pensión Aeropuerto, ya que tenía el proyecto de construir un aeropuerto enm Los Llanos del Camisón, propiedad de don Antonio Domínguez Alfonso, hoy Playa de las Américas, en sus dos vertientes de Arona y Adeje, separadas por el barranco de Troya.

A mi juicio, la parte de Adeje supera, y en mucho, en todos los órdenes a la correspondiente a Los Cristianos, de Arona.

Cuando yo había tomado posesión de mi cargo de funcionario civil del Estado, el alcalde era don Juan Reverón Sierra, a quien hube de presentarme y en ese momento construí la segunda planta del edificio que se llamaría Hostal Reverón Plaza. Otra fonda era la de la señora Leandra Valentín, en El Cabezo, y en ambas me alojé yo cuando los fines de semana bajaba a la playa a cortejar de amores a la que sería mi esposa en su día.

Recordar que en cuanto a esta rama de familia Reverón fue doña Antonia Reverón Sierra la promotora del establecimiento hotelero de la inicial Fonda Aeropuerto, y más tarde Fonda Reverón. Y voy a citar al primer hotel como tal, que inició la construcción con el tiempo de multitud de ellos. Se trata del Moreque. Estuve en su inauguración, en la que estuvo un alto cargo de Turismo a nivel nacional. Y recordar como anecdótico que, aparte de mis atenciones profesionales a turistas, al señor Recio y esposa, trabé amistad con la señora Damien, jefa de Relaciones Públicas, a la que más tarde volvería a encontrar en el hotel Europe, de Playa de las Américas, cuando yo formé parte del servicio médico de la empresa.

Y para terminar, esto ocurre en el hotel Moreque, cuando en 1970 volví como un alumno de la Facultad de Medicina a La Laguna. Invité a la tuna, me vestí de tuno y canté. Foto para el recuerdo en mi libro "El hombre del maletín". Y allí estaba la señora Damien como testigo especial del evento.

Y así se fue escribiendo la historia de una playa cuya fama ha llegado a muchos rincones del país.