Nadie discute que el efecto de los contextos sociales, económicos y culturales en que se ubican los centros educativos es clave en los resultados que obtienen sus alumnos, pero en raras ocasiones se destaca que otros factores -ligados a aspectos organizativos y de funcionamiento- permiten contrarrestar y superar estas limitaciones.

La Evaluación de Diagnóstico que el Gobierno regional realizó el año pasado a todos los alumnos de segundo curso de la ESO del Archipiélago pone de manifiesto que, aunque existe una clara correlación entre las circunstancias socioeconómicas del alumnado y los resultados que obtienen en las tres competencias estudiadas -comunicación lingüística en castellano e inglés y matemática-, también se producen diferencias "muy notables" -hasta más de 200 puntos- en el rendimiento de centros situados en entornos similares.

Los datos indican que hay variables -por ejemplo, la organización y el buen funcionamiento de los centros- que posibilitan que institutos con parecido índice social, económico y cultural (ISEC) logren rendimientos diferentes. Aun así, el estudio aclara que "la mayoría de los centros canarios se sitúa en los niveles intermedios".

También constata la evaluación que el ISEC medio del centro tiene un mayor peso en el rendimiento en la competencia lingüística en inglés, mientras que la incidencia del contexto social, económico y cultural es menos importante en los resultados en matemáticas.

En cuanto a los datos individuales, los alumnos cuyos padres tienen estudios universitarios -la primera de las cuatro variables contempladas en el índice- son los que presentan mejores resultados en las tres habilidades, seguidos de aquellos con progenitores en posesión del título de Bachillerato o Formación Profesional, con estudios obligatorios y, finalmente, sin estudios. Entre el primer grupo y el último se registran diferencias de entre 90 y 100 puntos, según la Evaluación de Diagnóstico.

Lo mismo ocurre con la segunda variable, relativa a la ocupación de los padres: los mejores resultados en las tres competencias corresponden a los hijos de padres que trabajan fuera de casa. Entre este grupo y el de los hijos de desempleados o amas de casa hay diferencias de entre 30 y 60 puntos.

La puntuación del alumnado en las tres competencias también correlaciona "de modo intenso" con otra variable del índice, la del número de libros en el hogar. Entre los valores más alto -más de 200 libros- y más bajo -de 0 a 25- hay distancias de hasta 70 puntos.

Los libros forman parte de una cuarta variable, la de recursos domésticos, que asimismo incluye aspectos como la conexión a internet, la presencia de televisores, prensa y revistas y la disponibilidad de una habitación solo para el estudiante. Aquí vuelve a producirse una coincidencia entre el mayor acceso a estos recursos y los buenos resultados del alumnado, de forma que se dan diferencias de hasta 50 puntos entre los extremos.

No obstante, el informe advierte de que una correlación entre variables y resultados no implica que exista una relación causa-efecto. "Que un alumno tenga un índice no significa que por ello obtendrá puntuaciones más bajas que otro con uno más alto, sino que hay más probabilidades de que sea así, pero no es una cuestión determinista".

La evaluación analiza otro tipo de factores vinculados al rendimiento de los estudiantes Son, de mayor a menor relación, el clima del aula, el clima del centro, el liderazgo pedagógico del equipo directivo en opinión del profesorado, la satisfacción de las familias y las expectativas académicas de éstas.