El ultraderechista Anders Behring Breivik, autor confeso de los atentados del pasado julio en Noruega en los que murieron 77 personas, saludó con el brazo extendido y el puño cerrado al entrar en la sala del tribunal que le juzga y cuya autoridad no reconoció.

Breivik, que se mostró tranquilo y sonriente, llegó escoltado por dos policías, esperó a que le quitasen las esposas para hacer el saludo y luego estrechó las manos de los psiquiatras que lo han examinado con anterioridad y que se acercaron adonde él estaba sentado.

"No reconozco a los tribunales noruegos porque han recibido su mandato de los partidos políticos que apoyan el multiculturalismo", dijo el fundamentalista cristiano, de 33 años, al ser preguntado por la juez principal, Wenche Elizabeth Arntzen.

Arntzen no está habilitada para juzgarlo, dijo Breivik, porque "es conocido que es amiga" de Hanne Harlem, hermana de la exprimera ministra laborista Gro Harlem Brundtland.

Brundtland era uno de los objetivos de Breivik en la masacre de la isla de Utøya, donde asesinó a 69 personas que asistían al campamento de las Juventudes Laboristas y que la exprimera ministra había visitado horas antes del atentado.

El abogado principal de Breivik, Geir Lippestad, aclaró no obstante a preguntas de la jueza que las objeciones de Breivik contra ella no eran una queja formal.

Breivik contestó luego a varias preguntas sobre su nombre, origen y profesión, aunque negó estar sin trabajo y dijo que es "escritor", profesión que ejerce "desde el penal de Ila", al oeste de Oslo, donde permanece en prisión preventiva desde hace nueve meses.

A continuación, la fiscal Inga Bejer Engh comenzó a leer la acusación contra el ultraderechista noruego, cuyas líneas generales ya fueron difundidas hace un mes.

La Fiscalía lo acusa de terrorismo y de 77 homicidios voluntarios por el doble atentado, primero con un coche bomba en el complejo gubernamental de Oslo y luego en Utøya, al oeste de la capital, adonde se trasladó justo después en automóvil, disfrazado de policía.

Engh recordó que la Fiscalía pide, de acuerdo con el primer informe mental realizado a Breivik -que lo considera un enfermo mental-, que sea transferido a un centro psiquiátrico, ya que una persona no puede ser condenada a pena de cárcel si no es penalmente responsable de sus actos.

Tras difundirse la semana pasada el segundo informe, que aporta una conclusión opuesta, la Fiscalía ya advirtió de que no será hasta la presentación de las conclusiones, en el tramo final del juicio, cuando decida si pide o no cárcel para Breivik.

La declaración de Breivik, que comenzará mañana, y las de los testigos, además de las observaciones que realicen durante el proceso los dos equipos de psiquiatras que lo han examinado, serán fundamentales para determinar su estado mental.

Mientras Engh relataba los hechos y cómo se produjeron las muertes, Breivik escuchaba sin inmutarse y algunos de los familiares de las víctimas presentes en la sala no podían contener las lágrimas.