La Policía Nacional detuvo a 19 personas del clan familiar de los "Fernández-Fernández", que se dedicaba a la venta de droga en la Cañada Real de Madrid y estaba liderado por una pareja de ancianos que regentaba una casa "bunkerizada", a la que los agentes accedieron tirando una pared. En la operación se intervinieron unos 60.000 euros en efectivo, diversas cantidades de estupefacientes, nueve armas de fuego, entre ellas una pistola-ametralladora, y cinco coches de alta gama.

De los 19 arrestados, nueve ingresaron en prisión acusados de un delito contra la salud pública. El clan estaba liderado por un patriarca gitano de 73 años y su mujer de 71, que controlaban el "negocio" desde una vivienda situada frente a la casa "bunkerizada" en la que se vendía la droga. Sus familiares les ayudaban en la adquisición y en la venta de la mercancía, que era distribuida fundamentalmente por mujeres, mientras que varios toxicómanos ejercían como vigilantes o "machacas" a cambio de dosis de droga.

Algunos de estos "machacas" dormían en la casa y habían confeccionado incluso unos cuadrantes para distribuir sus turnos de vigilancia.