HABRÁN VISTO los lectores que publicamos hoy en nuestra primera página la foto de un mamotreto. No es el famoso mamotreto de Las Teresitas, que no es tal sino un edificio de aparcamientos diseñado por un arquitecto de prestigio que iba a quedar oculto a la vista al concluir la obra. En este caso se trata de dos torres de papel. Más de 32 kilos de papel en dos tomos que recogen la demanda presentada contra EL DÍA y su editor por Paulino Rivero y su zarina, la goda política Ángela Mena. El motivo, como hemos venido anunciando, es lo que hemos dicho de este político siempre en su aspecto de persona con cargo público, pues en su vida íntima y en la de su esposa nunca hemos entrado ni lo haremos. No es nuestro estilo. Ni siquiera en el caso de este sinvergüenza político que nos gobierna.

No le gusta a Paulino Rivero que digamos de él que es, políticamente hablando, necio, torpe, déspota, bruto, resentido y mago. Y también payaso; un payaso político del cómico circo en que ha convertido a Canarias con su nefasta gestión. Decimos circo con un claro abuso del lenguaje, porque a los circos va el pueblo a divertirse, mientras que bajo esta carpa archipielágica solo vemos paro, hambre, miseria, muertes en las listas de espera para recibir atención sanitaria y toda clase de calamidades, una de ellas la obligada y sangrante emigración de nuestra juventud que, al igual que sus bisabuelos y tatarabuelos, no encuentran trabajo ni sustento en la tierra que los vio nacer. A eso ha llegado la "obra" de Paulino Rivero. Un bolsillero político que solo piensa en sí mismo, en sus parientes y en sus amigos. Un incapaz político al frente de un importante archipiélago de gente deprimida por su culpa.

El coste de que Paulino Rivero siga presidiendo el Gobierno regional es enorme para su partido, Coalición Canaria -que desaparecerá si no se lo quita inmediatamente de encima- y para todas las Islas, de forma especial para Tenerife que ya se está viendo gravemente afectada por las consecuencias del pacto entre nacionalistas y socialistas. Un acuerdo firmado con el único fin de que el señor Rivero y su esposa sigan en la poltrona. Ayer publicábamos que la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias pretende que la Universidad de Las Palmas lidere el distrito universitario único que se proyecta implantar. Este asunto es de tanta gravedad que posponemos un comentario a fondo hasta nuestro editorial de mañana domingo, en el que lo desmenuzaremos en todos sus detalles para nuestros lectores. Un agravio más contra esta Isla.

¿Merece la pena que los tinerfeños sigamos pagando este altísimo precio para que un payaso político siga con sus payasadas? ¿Hay derecho a que las tres principales instituciones de Tenerife, como son el Cabildo insular y los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna, estén en manos de Las Palmas en virtud de unos forzados y antinaturales acuerdos entre CC y el PSOE? El PSOE es un partido estatista que tiene su delegación colonial en la tercera isla. Razón por la cual sus militantes favorecen a Las Palmas sin ningún recato, como ha ocurrido ahora con la Universidad de La Laguna.

Siempre hemos abogado por el pacifismo. A la independencia hay que llegar por vías pacíficas y nunca mediante la violencia. Sin embargo, y dicho en forma figurada, a Paulino Rivero habría que sacarlo del búnker de la Presidencia del Gobierno -en el que se esconde cuando se baja del helicóptero para no oír el clamor de un pueblo desesperado ni ver las colas del hambre de las que él es el principal culpable- agarrarlo por las solapas y llevarlo hasta la puntilla del muelle, como se decía antes, para una vez allí darle una patada en el culo con impulso suficiente para que llegue hasta Cádiz; hasta la tierra de los españoles que él tanto ama. Luego, una vez aventado lejos de las Islas este bufón político, haríamos lo mismo con sus maletas y la bolsa de ropa sucia donde está la prensa vendida a Rivero que no quiere a la Universidad de La Laguna, ni la nombra, y con la caterva de ineptos políticos que lo rodean, empezando por la zarina y siguiendo con González Ortiz, el niñito Ríos, el denunciado Martín Marrero, Barragán, Ruano -impulsor de otro despilfarro como es la Policía Canaria con sus uniformes de colorines-, Melchior -que se ha echado a perder como político de un tiempo a esta parte- y otros que no merecen mejor trato porque no son nacionalistas sino falsos nacionalistas. Y que conste, lo repetimos, que hablamos en sentido figurado.