1.- 32 kilos pesa la demanda que los esposos Rivero (de soltera, ella, ÁngelaMena) han presentado contra el director y editor de este periódico. Hace sólo unos días, una jueza de Santa Cruz elaboró una sentencia, yo diría que histórica, en la que su señoría recopiló textos de tribunales españoles y europeos e hizo un bellísimo canto a la libertad de expresión; una sentencia que sirvió para absolver de un presunto delito de injurias graves con publicidad a JoséRodríguezRamírez. Vamos a ver, yo creo que la justicia es imperfecta, pero también que tiene más aciertos que desaciertos. Estoy seguro, porque lo sigo cada día, de que los 32 kilos de agravios que dice haber sufrido el matrimonio no están alejados de lo que es crítica política, amparada por las leyes. Y, sobre todo, por la Constitución, verdadera ley de leyes. Rivero es un soberbio lleno de errores al que habría que aplicarle con rigor el principio de Peter. Este profesor de la Universidad del Sur de California sostenía, y quedó para siempre, que las personas que realizan bien su trabajo son promocionadas luego a puestos de mayor responsabilidad hasta que demuestran su nivel de incompetencia. Rivero era un buen alcalde de El Sauzal, pero es también un pésimo presidente del Gobierno de Canarias. Y ni siquiera tiene la inteligencia suficiente para darse cuenta de que, acaparando poder, acapara también ridículo. Y de que matando al mensajero no va a eliminar las malas noticias. Esto, en el improbable caso de que consiga matar al mensajero. Y Mena, lo digo en el terreno político, naturalmente, es un mojón. Un florero con enagua que va de puesto en puesto, de La Laguna a Santa Cruz, y tiro porque me toca, en la medida de que su marido habla con los cabezas de lista de Coalición Mamaria para que la incluyan en las listas electorales. Porque por su brillantez y por su oratoria no la fichó Oramas, que se la quitó de encima a las primeras de cambio; y por su nivel de competencia y capacidad intelectual tampoco la incluyó Zerolo en su paquete (en las listas, no vayamos a confundirnos de paquete). Por el camino comete presuntas prevaricaciones y hace supuesto "moobing". No sé si se escribe así, la verdad. Ni me voy a molestar en averiguarlo. Y digo estas cosas porque aparecen en los periódicos, no me las estoy inventando; que yo sólo soy un modesto periodista de provincias, que escribe sobre una mesa camilla y oye Radio Ranilla por la Internet. 32 kilos de demanda, que ni chiquita trabajera para los abogados que tuvieron la santa paciencia de recopilar la particular lista de agravios de los Rivero (ella, de soltera, Mena, Ángela) contra este periódico y contra su director y editor; por cierto, que tiene toda mi solidaridad y mi apoyo. Pepe Rodríguez también lo ha demandado porque el Rivero macho lo insultó gravemente en el Parlamento, si no me equivoco, que creo que no me equivoco. Lo llamó chantajista, o algo así. A mí, en el Parlamento de Canarias también, me dijeron una vez que yo era un extorsionador. Este Parlamento tiene incontinencia verbal. No le gusta la crítica. También quiere asesinar, con premeditación y alevosía, al corredor de fondo que trae malas noticias. Fatal, amigos, en una democracia inorgánica (la del Invicto decían que era orgánica; pero no era democracia).

2.- No sé si seguir con los 32 kilos de demanda o hablar de los supuestos amores del rey JuanCarlos, ya enterada de la cosa toda Europa. Alabo el gusto del monarca porque la Corinna no sé qué está como un queso. Él se ha ido a La Zarzuela, a la rehabilitación; ella, a Mónaco, a ver pasar la tormenta. Los dos estuvieron en lo del elefante, cuya senda será recordada por ellos, por el moro que los invitó y por los negros con la camiseta del Barça que llevan los rifles y las viandas. El otro día le pregunté a un senegalés que me intentó (y consiguió) vender un bolso de Gucci, en la plaza del Charco, él con un ojo puesto en el guindilla lejano: "Oye, ¿por qué todos los negros son del Barça?". Y él me contestó con una frase llena de lógica: "Pues por lo mismo que todos los negros bailan el bayón". "¡Coño!", me sumergí en la exclamación, "no había caído en eso". Es verdad que todos los negros bailan el bayón. Ya en serio, me dijo: "Casi todos, porque aquel (el que vendía gafas Ray-Ban chimbas) es merengue". "¡Un colega!", grité, y en mala hora, porque el tío vino corriendo y, de cordobés a cordobés, como decía SolísRuiz cuando se entrevistaba con HassanII, me vendió también las antiparras. Luego llegó otro con relojes Rolex más estrafalarios que la peineta de Ángela Mena, pero yo ya había agotado mis posibles y me mandé a mudar. Estaba en los amores -presuntos- del rey. ¿Qué va a hacer un Borbón sin amores? Son consustanciales con la raza. El rey se volvió humano, como el cantinero de Cuba, desde que salió de la clínica; y yo siento mucho respeto por los seres humanos como él. Así que, desde el final de "Mogambo", me declaro monárquico de don Juan Carlos, como aquellos procuradores franquistas que acuñaron la sentencia por imperativo legal.

3.- Él, el rey, sentirá siempre la brisa que dejan las orejas de los paquidermos al ser abatidos de un tiro en la sien. "Jumbo" está llorando en las páginas coloreadas de los cuentos infantiles. Cuando los niños hagan los dibujos sobre el rey de todos los años, por Navidad, quizá lo pinten con orejas de elefante, para construir la metáfora de una cacería que humanizó a la monarquía. He visto a un negro con la camiseta del Barça cortarle la trompa al pobre paquidermo abatido para entregársela al cazador, en un reportaje reciente. Con el cuerpo de "Jumbo" caliente todavía lo despojan de sus valiosos colmillos. No, no digo que esto fuera en la cacería real, que de ésa ya me he olvidado. Hablo de otras, que ahora ponen muchas en la televisión, desde que se han enterado de que la bella princesa Corinna lo que hace -además de lo que tiene que hacer- es organizar safaris. Reales e irreales. Ah, muy feliz domingo, desocupados y pacientes lectores, porque a mí el cuento se me acaba aquí. Sin el colorín, colorado.

achaves@radioranilla.com