Los grafitis y las pintadas se han convertido en los últimos años en un auténtico quebradero de cabeza para el ayuntamiento de Santa Cruz, que se ha visto impotente para erradicar un hecho incívico que cuesta al contribuyente la nada despreciable cifra de 140.000 euros al año. Lo cierto es que en cada rincón los grafiteros siempre han campado a sus anchas aunque es ahora cuando se empieza a despejar el horizonte de un problema común gracias al cumplimiento a rajatabla de las ordenanzas municipales que promete el máximo responsable del área de Obras y Servicios de la Corporación local, Dámaso Arteaga.

En coordinación con la Policía Local de Santa Cruz y los propios vecinos, ya se han impuesto las primeras multas y sanciones contra los gamberros que utilizan los botes de spray para dejar sus huellas en cualquier sitio, y con ellas se ha dejado claro que quien la hace la paga... o por lo menos sus padres si son menores de edad.

Sanciones.- En este sentido, si una persona es sorprendida haciendo pintadas o grafitis la sanción que se le va a imponer es de 902 euros si es la primera vez, porque si es reincidente habría que sumar 2.705 euros. Si son menores los pillados el mensaje es claro, "sus padres tendrán que responsabilizarse de la multa, por lo que el coste de la limpieza la pagarán íntegramente". Será entonces en el mejor de los casos "una mancha de 900 euros".

Desgraciadamente en prácticamente cualquier lugar del municipio existen pintadas y grafitis y se ha convertido en un hecho incontrolado que afea los espacios y rincones del municipio devaluándolos por completo. Pero esto no sólo afecta a los espacios públicos como plazas, muros o mobiliario urbano en general, entre otros, sino también a los particulares que en muchas ocasiones ven cómo sus puertas del garaje o la vivienda y los exteriores del edificio se convierten en improvisados murales o receptores de frases y dibujos de mal gusto.

Coste altísimo.- Esta actividad costó a las arcas municipales 139.808 euros el año pasado, ya que para quitarlas hace falta personal especializado y una maquinaria específica en cada uno de los casos, ya sean grafitis o pintadas. En este sentido para quitarlas el ayuntamiento desplaza a tres trabajadores, un conductor, un peón y un especialista que utiliza o bien una hidrolimpiadora (baldeo a alta presión con agua caliente) o el hidroborrado (que es una pistola que proyecta polvo de arena de calcita a baja presión). Son dos equipos específicos que intentan adecentar las calles, rincones y plazas y viviendas particulares agredidos por este modo de gamberrismo.

El concejal de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Santa Cruz, Dámaso Arteaga, aseguró que "tenemos muchas dificultades con los grafitis y pintadas incontroladas porque aquellos espacios en los que se tolera como obras artísticas se respeta por los propios chicos, pero tenemos el problema con aquel que entiende el grafiti como un elemento para marcar el mobiliario, marquesinas de guaguas, plazas o fachadas de viviendas particulares o puertas de garaje... Vamos, la gamberrada pura y dura".

Responsabilidad.- "Suelen ser chicos, la gran mayoría menores, que se organizan de noche para hacerlo, pero ahora que sepan sus padres que nosotros vamos a reclamarles la sanción tanto al autor como a ellos si son sus responsables jurídicos y que esas sanciones son muy importantes, e iremos en este sentido hasta las últimas consecuencias para tratar de erradicar este tipo de hábitos que van en contra de lo público y lo privado", advirtió sin aristas.

El edil de Obras y Servicios explicó que en una situación económica como la que existe "la gente tiene que tener conciencia de que ensuciar de esta forma cuesta mucho a todos cuando hay que racionalizar los recursos. Estamos obligados a colaborar todos porque la limpieza de la ciudad es cosa de todos los vecinos. Las sanciones que se imponen son coactivas y hace que se lo piensen dos veces el estar ensuciando la ciudad. Solo espero que la gente tome conciencia porque el mantener los servicios cuesta muchísimo a todos los ciudadanos y la erradicación de las pintadas y grafitis se eleva a los 140.000 euros al año", dijo para concluir.