Un anillo para gobernarlos a todos. Un anillo para encontrarlos, un anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas. Tres anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo. Siete para los Señores Enanos en casas de piedra. Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir. Uno para el Señor Oscuro sobre el trono oscuro. Un anillo para gobernarlos a todos. Un anillo para encontrarlos, un anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.

LOS VERSOS iniciales del libro "El señor de los anillos" ilustran magistralmente la concepción piramidal del poder y del liderazgo autocrático que padecemos en Canarias. Esa concepción del poder y el liderazgo es una de las causas que bloquean nuestro desarrollo económico y social.

Como todas las grandes obras, "El señor de los anillos" tiene muchos ángulos. No es tan solo una metáfora entre el bien y el mal, también trata del poder y la corrupción inherente a este que hace que todos los que han poseído el anillo sufran una gran transformación que les lleva desde el cambio de temperamento hasta el efecto abismal de la locura. Pero el ángulo que nos interesa en este artículo es la implantación del mal como modelo de dominación absoluto mediante el control (un anillo para controlarlos a todos) y la consiguiente lucha contra la opresión.

En una sociedad libre, la economía y las relaciones funcionan de forma libre y descentralizada, en la que todos interactúan libremente. Se parecería a lo que en redes se denomina una topología de malla totalmente conexa. Esta es una sociedad que interacciona de abajo a arriba, compartiendo información a todos los niveles.

El intervencionismo es ponerse a controlar en medio de la libertad de las relaciones. La interaccion de abajo a arriba es sustituida por el control de arriba a abajo. De compartir información a todos los niveles pasamos a tratar de controlar la información que fluye hacia arriba distorsionada y vuelve hacia abajo en forma de consignas igualmente distorsionadas.

La informacion y las relaciones dejan de fluir libremente y son centralizadas en el Gobierno con lo que conseguimos una sociedad intervenida, centralizada, burocratizada, mucho menos ágil, incapaz de reaccionar a los cambios del entorno y que termina inhibiendo las capacidades y potencialidades propias de dicha sociedad castrando a los individuos.

Si pasamos de ocho a dieciséis individuos la complejidad de las interacciones sociales aumenta en proporción. Ahora, imagínate la complejidad de dos millones de habitantes y pon a cuatro administraciones superpuestas unas a otras en medio bloqueando y controlando. ¿Entiendes por qué Canarias no funciona?

El poder piramidal y el liderazgo autocrático tienen una naturaleza relacional y se basan en el intervencionismo y el afán de control. Un anillo para controlarlos a todos. Un ejemplo de esta forma de pensar y actuar en Canarias es lo que ha ocurrido con el concurso de las licencias de radio, lo que ocurre en el campo de la innovación y la emprendeduría o toda la regulación del REF.

Gene Sharp advierte de que la causa principal de las dictaduras es la distribución interna del poder que existe en el país, porque la riqueza y el poder están concentrados en muy pocas manos. Por tanto, la solución está en descentralizar el poder en lugar de centralizarlo, en dejar fluir la información en lugar de controlarla, en dar libertad en lugar de intervenir.

No es que no puedan ver la solución, es que no pueden ver el problema. La propia forma de pensar y de entender el poder del aparato colonialista es, junto con los intereses de la metrópoli, uno de los factores que impiden el cambio social y bloquea nuestro desarrollo, así como la toma de conciencia nacional y social.

El colonialismo no es más que una forma de fascismo. En una colonia todo el aparato administrativo y burocrático colonialista está diseñado para que nada se mueva, porque cualquier cambio iría contra el colonialismo y los privilegios ilegítimos de la élite.

Asimismo, hay que acallar las voces críticas que denuncian que "el emperador va desnudo". Control, control, control... Por eso hay que cerrar emisoras de radio y llevar a periódicos o blogueros a los tribunales; por eso hay que controlarlo todo a través del sector público. Mediante el control y el liderazgo autocrático la sociedad se transforma en esto.

Bajo un sistema intervencionista altamente regulado lo que prima no son los méritos o la capacidad de producir resultados, sino las relaciones personales. Por ello las empresas y los partidos políticos se convierten en un lugar donde lo que prima es el "besaculismo". El resultado es el corporativismo fascista y el socialismo fabiano, es decir, un socialismo gradual, no marxista y elitista, que tiene en común con el fascismo la idea del corporativismo. El corporativismo es considerar a toda la sociedad como un solo cuerpo sobre la base de la solidaridad social orgánica, la distinción funcional y los roles entre los individuos.

Los países que mantienen sistemas corporativistas típicamente utilizan una fuerte intervención estatal para dirigir políticas corporativistas. El corporativismo ha sido utilizado por muchas ideologías del espectro político, incluyendo el absolutismo, colectivismo, conservadurismo, nacionalismo, fascismo, progresismo, socialdemocracia, socialismo y sindicalismo. El socialismo fabiano, el fascismo y el resto de ideologías corporativistas significan una concepción piramidal del poder, bajo un liderazgo autocrático que controla a través del intervencionismo.

Esa concepción del poder, ese liderazgo autocrático y esa centralización del control a través del intervencionismo tienen su origen en factores antropológicos profundos como, por ejemplo, la tradición católica. La lucha entre catolicismo y protestantismo tuvo ese mismo trasfondo: diferentes concepciones de la sociedad, del poder y del ser humano.

Al considerar la sociedad como un solo cuerpo, el corporativismo fusiona la cultura, la política y la economía. El corporativismo siempre degenera en un fascismo de derechas o de izquierdas (socialismo fabiano).

La antítesis al corporativismo es el liberalismo y más genéricamente lo que se denomina la triarticulación social. En lugar de pensar en la sociedad como un solo cuerpo, la triarticulación del organismo social considera que las tres grandes esferas que componen la sociedad humana han de desarrollarse de manera autónoma. Estas tres grandes esferas son la cultura, la política y la economía.

Una sociedad funciona sanamente cuando las tres esferas colaboran de manera autónoma y respetuosa para el bien común. Cuando las esferas no son autónomas, sino que una domina a las demás, surgen los totalitarismos. Si la esfera cultural domina la política y la economía, tenemos el absolutismo teocrático; si la política domina la cultura y la economía, tenemos el fascismo o el socialismo, y si la economía domina la cultura y la política, tenemos el corporativismo. Para que las esferas política y económica sean autónomas tiene que existir liberalismo económico y político (en el sentido clásico de separación de poderes y construcción institucional del Estado), así como buena gobernanza. El corporativismo es lo contrario a la separación de poderes de Montesquieu; es la unión de la política y la economía a través de lo que se denomina la "captura del Estado", y esto solo se puede generar a través del exceso intervencionista.

A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que el caciquismo no es más que el corporativismo producido por el control de los medios administrativos en una economía fuertemente intervenida que elimina la competencia para proteger los privilegios artificiales e ilegítimos de una minoría. Confundir corporativismo con liberalismo es un grave error. De hecho son lo opuesto.

La falacia es pensar que la crisis internacional actual ha sido causada por el liberalismo, cuando en realidad los responsables han sido el corporativismo neoconservador (fascismo) y el corporativismo socialista fabiano. Por si aún no te has dado cuenta, cuando hablas del Club Bilderberg estás hablando precisamente de eso.