LO QUE ESTÁ pasando en Canarias no tiene nombre y demuestra fehacientemente que España hace con su colonia en África lo que le da la gana, sin preocuparle lo más mínimo qué es del pueblo canario y lo que será de estas Islas a las que sigue explotando impunemente. Pero la cuestión no es lo que España hace vilmente con nosotros, que ya lo sabemos; el gran y grave problema es que a este pueblo no le importe seguir colonizado y siga sumido en una pasividad sin precedentes en la historia colonial de los pueblos del mundo.

La penúltima barrabasada es adjudicarle a una pyme con sede en Madrid la gestión de las torres de control de los aeropuertos canarios de Lanzarote, Fuerteventura y La Palma, con todo lo que ello implica. En efecto, Saerco, una empresa goda con tan solo tres mil euros de capital social, ha logrado un concurso de cuatro millones; y su dueño, un tal Ildefonso de Miguel, es un perfecto desconocido en el negocio aéreo, salvo que su hermano es ingeniero aeronáutico y posee una pequeña compañía de transporte aéreo, Spanish Airways. El mundo de la aviación aquí en Canarias y en la propia España se pregunta cómo es posible que una pyme sin experiencia alguna en el negocio le gane un concurso público de privatización de las tres torres de control canarias a empresas del tamaño de Ferrovial, Sacyr, Cobra o Indra.

Esta barbaridad se debe a la nefasta gestión del impresentable exministro de Fomento, José Blanco, en una de sus últimas adjudicaciones antes de abandonar el Gobierno socialista. Este sujeto, inepto donde los haya, privatizó trece torres de control a finales de septiembre de 2011 en un concurso de tres lotes: diez fueron a parar a manos de Ferrovial y las tres de Canarias pasaron a manos de la citada Saerco, constituida un año antes. El grado de despropósito de esa adjudicación es de tal calibre que basta comprobar cómo la empresa beneficiaria, Saerco, para intentar ocultar su inexperiencia en el tráfico aéreo, incorporó como socio a los Servicios de Navegación Aérea de la República Checa (ANS CR), que entraría así, de forma fraudulenta, en Canarias. Con el agravante de que Saerco tenía que haber empezado a operar en enero pasado y ya lleva más de siete meses de retraso.

Aena y la Dirección General de Aviación Civil, dependiente del Ministerio de Fomento, se plantean ahora cómo autorizar a Saerco la incorporación de controladores aéreos checos en las torres de control de los aeropuertos de Lanzarote, Fuerteventura y La Palma. Según fuentes oficiales, parece que Aena está buscando el encaje de controladores checos en el cielo de Canarias; pero la casuística es tan novedosa e insólita que ejecutivos del ente público están examinando con lupa el expediente. Y como siempre, para no variar, el Gobierno canario, que no se entera de nada, desconocía que dos aeropuertos con la envergadura de Lanzarote y Fuerteventura, con un tráfico de pasajeros del orden de dos millones, incorporarán controladores checos. ¿Cómo es esto posible?

Es importante resaltar que esta es una de las últimas decisiones de Blanco -cuando se encontraba además imputado por el caso Campeón-; y, por otra parte, que el citado Ildefonso de Miguel, exgerente del Canal de Isabel II, fue sometido al espionaje a los altos cargos del Partido Popular en Madrid, ya que este personaje era un hombre de confianza del vicepresidente de la Comunidad madrileña, Ignacio González.

El caso es que, a partir de la firma de los contratos con los nuevos proveedores (algunos están en fase de supervisión como los canarios), se abre un periodo de transición que se ejecuta de manera escalonada en los trece aeropuertos. Durante ese tiempo, la responsabilidad del servicio sigue en manos de Aena, aunque en las torres de control podría coexistir el personal de control aeroportuario con el nuevo proveedor, que estará en periodo de formación. Según responsables de Saerco, en Canarias se está todavía en el tramo de cualificación y prevén culminar el proceso antes del verano. Asimismo, los controladores aéreos españoles de Aena que prestan servicio en esas trece torres deben decidir aún, a título personal, si se subrogan con el nuevo proveedor, conforme a las condiciones económicas y laborales aplicadas al nuevo proveedor, o si continúan en Aena, en cuyo caso, se les asignaría un nuevo destino, o si rompen su relación contractual con el gestor.

Lo grave de este asunto, que no hay por dónde cogerlo, es que una web vinculada a un sector de los controladores aéreos, ha difundido un vídeo donde se cuestiona seriamente la credibilidad de Saerco como gestor de la seguridad aérea. ¿Hay derecho a esto?

En todo caso, nada de lo que está pasando en nuestra tierra, incluyendo este desgraciado episodio, ocurriría si Canarias tuviera plenas competencias en la gestión y explotación de nuestros recintos aeroportuarios, como se correspondería con el control de nuestro propio espacio aéreo ( ver "El espacio aéreo canario", EL DÍA, 19 de diciembre de 2010) y la gestión y el ordenamiento de todo lo concerniente a la navegación y al tráfico aéreo tal como determinan la OACI y la IATA.

Así pues, y a la vista de todo lo que está pasando aquí en la colonia, ¿alguien tiene todavía alguna duda de la imperiosa necesidad de que Canarias acceda cuanto antes a la independencia y se constituya en un Estado Archipelágico libre y soberano, miembro de pleno derecho de la Asamblea General de las Naciones Unidas?

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