BUSCARÉ, A LO LARGO de este mes de mayo, irles transmitiendo mis sensaciones en tres aspectos que han llamado mi atención este fin de semana. Pero les adelanto mis sensaciones en una sola Enredadera.

En primer lugar, resaltar el esfuerzo, casi inhumano, que sigue haciendo la directiva del Canarias para tratar de consolidar, administrativamente, el éxito deportivo que alcanzó el equipo a lo largo de la liga regular.

La reunión, mantenida en la última semana, no ha deparado expectativas demasiado halagüeñas. Sin embargo, sus dirigentes no arrojan la toalla y siguen siendo optimistas, de cara a encontrar la viabilidad de la participación de los aurinegros en la ACB en la próxima temporada. El descenso del Estudiantes, y el peso que tiene la entidad madrileña, parece multiplicar la incertidumbre sobre el futuro de los nuestros.

Por otra parte, el UB La Palma es motivo de satisfacción y de orgullo deportivo. De momento está empatando una eliminatoria muy complicada ante otro de los conjuntos que se ha caracterizado por haber protagonizado una temporada sensacional.

Bien es sabido que los de la Isla Bonita no aspiran a conseguir plaza de ascenso; pero su trayectoria en la liga regular les hace acreedores de un premio que tienen al alcance de la mano, en caso de solventar con éxito los partidos del próximo fin de semana en tierras palmeras.

Y por último no puedo dejar de especular sobre la conveniencia de las fases finales que se han establecido en nuestro baloncesto de formación. Este fin de semana se han jugado los campeonatos de canarias en la categoría Cadete, y los insulares en la Infantil. En esta temporada, y por decisión de los propios clubs , desde el miércoles hasta el domingo, las finales las han protagonizado los ocho mejores equipos en cada categoría.

El ambiente ha sido francamente excepcional. Salvo pequeños detalles, de sobredimensionar las edades de los protagonistas en relación a la exigencia que establecieron algunos desde fuera, la apuesta puede haber resultado un éxito, en cuanto a la experiencia de los niños. Sin embargo, la conveniencia de este sistema de competición, con tantos equipos, para adolescentes que deben combinar su formación académica con la deportiva, merece una revisión por parte de los responsables.