La explosión de un artefacto al paso de un convoy de observadores de la ONU en el sur de Siria evidenció ayer los riesgos de seguridad que corre la misión desplegada en el país, donde en el plano político el partido gubernamental Baaz, de Bachar Al Asad, se atribuyó la victoria en las elecciones legislativas celebradas en lunes en las quince circunscripciones que componen el mapa electoral sirio

El ataque ocurrió a pocos metros de donde se encontraban los expertos internacionales, entre ellos el jefe de la misión en Siria, el general noruego Robert Mood, que acababan de cruzar un puesto de control cerca de la ciudad meridional de Deraa.

Según un comunicado de la Misión de Supervisión de la ONU en Siria (Unsmis), no hubo víctimas entre los observadores, pero al menos seis soldados sirios que escoltaban el convoy resultaron heridos y fueron trasladados a un hospital. Mood aseguró que el ataque es "un ejemplo de lo que está sufriendo el pueblo sirio a diario" e insistió en la necesidad de que "todas las formas de violencia terminen", de acuerdo a la nota.

Los observadores, encargados de supervisar el cumplimiento del plan de paz del enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, se disponía a realizar una visita a Deraa, bastión opositor donde estallaron las primeras protestas contra el régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, en marzo de 2011.

Algunos testigos explicaron que un cámara de la televisión estatal resultó también herido por la explosión, que ocasionó destrozos en un vehículo gubernamental.

Aunque no está clara la autoría de la explosión, el activista Mohamed Sarmini, miembro del Consejo Nacional Sirio (CNS) -principal órgano opositor en el exilio- atribuyó el ataque a las fuerzas del régimen y destacó las "buenas relaciones" entre los rebeldes y los observadores.

A pesar del precario alto el fuego decretado el pasado 12 de abril y de la llegada de observadores pocos días después, los actos de violencia continúan sucediéndose, aunque en menor medida con respecto a meses anteriores.

Otro equipo de observadores visitó ayer la ciudad septentrional de Alepo, indicó la agencia oficial de noticias Sana, que informó de la muerte de cuatro personas por disparos de grupos armados en varias provincias del centro del país.

Los esfuerzos por contener la violencia llevaron ayer a Annan a manifestar que la misión de supervisión es la "única posibilidad" para estabilizar Siria y evitar una guerra civil que tendría terribles consecuencias.

Actualmente hay setenta observadores militares y 43 civiles sobre el terreno, con cinco bases en los alrededores de Damasco y algunos expertos en Homs (centro), Hama (centro), Idleb (norte), Deraa (sur) y Alepo (norte).

El general Mood señaló ayer que en los próximos dos días el número de integrantes militares de la misión superará el centenar, mientras que Annan confió en que a final de este mes se desplieguen los 300 autorizados por el Consejo de Seguridad de la ONU.