A 2.800 años luz de la Tierra y hacia el centro de la Vía Láctea, un equipo de científicos cree haber detectado, entre los datos que envía el observatorio espacial Kepler, un planeta que se le había escapado al telescopio, informó hoy la revista Science.

El Kepler, enviado al espacio en marzo de 2009, vigila el resplandor de unas 150.000 estrellas, en búsqueda de señales de que en sus órbitas transiten planetas.

En principio el artefacto, bautizado en honor al astrónomo alemán Johannes Kepler del siglo XVII, tenía una misión programada para tres años y medio, pero este año se prorrogó hasta 2016.

El Kepler, de poco más de una tonelada, recorre cada 373 días y medio una órbita a 149,6 millones de kilómetros del Sol, y observa el universo con un telescopio cuyo espejo de 1,44 metros es el mayor puesto en una órbita extraterrestre.

Entre los científicos que día a día revisan las enormes cantidades de datos que transmite el Kepler, une equipo encabezado por David Nesvorny, del Instituto de Investigación Southwest en Boulder, Colorado, encontró una discrepancia que había pasado desapercibida para el telescopio cazador de planetas.

Para encontrar planetas más allá de la Vía Láctea, los científicos usan un método práctico: Si un planeta al orbitar pasa frente a una estrella observada por el Kepler, periódicamente obstruirá una porción del resplandor del astro.

Esta disminución pequeña y repetida de la luminosidad de la estrella señala la presencia de un planeta. Los detalles de ese tránsito permiten que los científicos infieran las propiedades físicas del sistema y las proporciones de radio de las órbitas.

En el caso de un planeta que recorra una órbita estrictamente kepleriana, las distancias, ritmos y otras propiedades en la curva de luminosidad deberían mantenerse constantes.

Pero varios efectos pueden producir desviaciones del modelo kepleriano haciendo que las distancias o los ritmos no sean estrictos y los científicos llaman a ésas "variaciones de duración del tránsito".

Nesvorny y sus colegas encontraron en los datos enviados por Kepler la probabilidad de un planeta que el telescopio no había señalado, e incluso la posibilidad de uno más que todavía no se ha visto.

Los investigadores encontraron excepcional la estrella KOI-872 porque muestra tránsitos con variaciones de tiempo notables de más de dos horas.

"Pronto fue claro para nosotros que debe haber un objeto grande, y oculto, que influye" en el astro que transita, dijo Nesvorny. "Para dar una comparación, si un tren de alta velocidad llega a una estación con dos horas de retraso, sabemos que debe haber una buena razón para ello".

"El truco", agregó, "fue encontrar de qué se trataba".

La estrella que atrae tanto interés se denomina KOI-872 y los investigadores sostienen que, además de uno ya descubierto, otro planeta orbita el astro cada 57 días, aunque no pasa frente a la estrella en relación con el telescopio de Kepler.

Los investigadores sugieren la presencia de un tercer planeta, con una masa aproximadamente 1,7 veces mayor que la Tierra y que orbita la misma estrella cada 6,8 días.