CONTINUANDO con el desagradecimiento de los pueblos a sus personajes más emblemáticos y que más han colaborado a su engrandecimiento, me estoy refiriendo a la escasa publicación de reportajes en los medios de comunicación en ciertas fechas. Esta semana nos vamos a referir al general Gutiérrez, Antonio Miguel Gutiérrez y González-Varona, que nació en Aranda de Duero, provincia de Burgos, el 8 de mayo de 1729, y murió en Santa Cruz de Santiago de Tenerife el 14 de mayo de 1799, es decir, con 70 años, estando enterrado en la iglesia de la Concepción de Santa Cruz, donde todos los años, el 25 de julio, en recuerdo de la gesta de la derrota de Nelson, se le rinde un homenaje por las principales autoridades civiles y militares.

Sintió Gutiérrez un gran amor por su tierra natal. Era muy religioso, siendo fundador de la cofradía de la Virgen del Carmen, una de las de mayor relevancia de su ciudad, estando impregnada su educación en los primeros años de religiosidad y espíritu militar, que sin duda marcaron su carácter.

Fue su padre el capitán José Gutiérrez Verger, hijo de Gabriel e Inés, nacido en Valdunquillo (Valladolid), donde su padre ejercía de corregidor y alcanzó el grado de coronel y fue regidor perpetuo de la Villa de Aranda; y su madre, doña Bernarda González-Varona. La familia procedía del pueblo ribereño de Peñaranda de Duero y pertenecía a la hidalguía local. El entonces teniente coronel José Gutiérrez alistó a su hijo primogénito, Antonio Miguel, el 7 de julio de 1736, con siete años, en el Regimiento de la Milicia Provincial de Burgos. La estrecha relación que tuvo desde niño con el Ejército tuvo gran influencia en su futuro profesional. El joven cadete acompañó a su padre durante siete años en las tareas de instrucción y capacitación de los milicianos con el empleo de teniente, progresando en su vocación militar. Si bien las milicias provinciales nacieron como ejércitos de reserva, en 1743 este regimiento fue llamado a participar en la guerra contra Italia, acompañándole su hijo Antonio Miguel, que entonces contaba con 13 años. La experiencia de la guerra en Italia terminó de modelar el carácter militar de su hijo, que el 23 de julio de 1746, con 17 años, obtenía el empleo de capitán de milicias. Firmada la paz y después de la campaña de Archenal, sirvió como ayudante de campo del teniente general y comandante general de las tropas españolas que permanecieron en el ducado de Saboya.

El 20 de octubre de 1750 se le dio el mando de la Compañía de Granaderos Provinciales de Betanzos, interviniendo en la expulsión de los enemigos de la Provenza y de la montaña de Castelano, en el condado de Niza y, más tarde, en el sitio y toma de Ventimilla. Fue entonces cuando tomó la decisión de proseguir su carrera militar en el ejército regular, lo que le supuso una pérdida de grado en el escalafón. El 19 de mayo de 1753 obtuvo el empleo de teniente del Regimiento de Infantería de Mallorca, y el 24 de enero de 1756, el de capitán. Fue en el mes de diciembre de 1761, en Montevideo, donde se encontraba el regimiento cuando es nombrado sargento mayor (equivalente a comandante) del Regimiento Mallorca. Tuvo Antonio Miguel cinco hermanos, entre ellos un capellán y una monja. El 7 de septiembre de 1764 accedió a graduado de teniente coronel y cinco años más tarde, al de coronel, siendo nombrado comandante de las fuerzas de desembarco que desalojaron a los ingleses de la Gran Malvina (Puerto Egmont), constituyendo una de las veces que derrotó a los ingleses, y sentando el precedente, que luego repitió en Tenerife, de dejarlos salir con honores. Era entonces una guerra entre caballeros.

Ya en España, el 29 de enero de 1775 obtuvo el empleo de teniente coronel del Regimiento Inmemorial del Rey y participó con él en la expedición a Argel, donde, en el desembarco en la playa, el 8 de julio de 1775, fue herido grave en la cabeza de un balazo. El 3 de enero de 1776 fue nombrado coronel del mismo regimiento, pasando de este al de Infantería de África, participando con él en el bloqueo del Peñón de Gibraltar, que habían ocupado los ingleses en la guerra de sucesión a la Corona de España, en nombre del archiduque Carlos, y allí continúan. Solo disponemos de su hoja de servicios (único documento oficial válido para conocer sus destinos y cualidades, entre ellas el "valor reconocido"), redactada en mayo de 1778, siendo coronel. Tristemente, no se ha encontrado la continuación hasta el empleo de teniente general, en que falleció en Tenerife a la edad de 70 años, razón por la cual hay dudas sobre si participó en algunas acciones, como la reconquista de Menorca, que también se encontraba en manos inglesas. Parece que no por las siguientes razones: al comienzo del sitio de Gibraltar fue nombrado ayudante de campo del general en jefe Martín Álvarez de Sotomayor, acompañándolo en sus reconocimientos los días 1 y 24 de octubre y 19 de diciembre de 1780; en las gracias concedidas por la toma de Menorca, según documento que se encuentra en el Archivo General de Simancas, no figura el general Gutiérrez, entonces brigadier. No figura tampoco este hecho en el memorial fechado el 12 de mayo de 1790 en Palma de Mallorca, donde Gutiérrez solicita el ascenso a mariscal de campo. Sin embargo, fue nombrado comandante militar de Menorca y gobernador de la plaza de Mahón, cargo que desempeñó hasta 1790, en que ascendió a mariscal de campo, siendo entonces destinado por el rey Carlos IV como comandante general de las Islas Canarias, no sin antes haber mandado interinamente el archipiélago balear, por ausencia de su titular. En este nombramiento y algún otro antecedente se han basado para afirmar que estuvo en la reconquista de Menorca, pero como ya hemos citado no está debidamente documentado.

Incorporado a su cargo en las Islas Canarias, donde tomó posesión el 30 de enero de 1791, se dedicó con prontitud a recorrer la Isla de Tenerife, disponiendo en cada lugar lo más conveniente para su defensa, y, consciente de la importancia del puerto de Santa Cruz, ordenó su fortificación y vigilancia mediante vigías en sus proximidades. Es ascendido a teniente general en 1793, continuando en su puesto de comandante general. El 6 de octubre de 1796 Inglaterra nos declara la guerra como consecuencia del Pacto de Familia con Francia, Tratado de San Ildefonso. El vicealmirante Nelson comienza el ataque a Santa Cruz el 22 de julio de 1797. Estudiado este tema de una manera minuciosa, no nos detendremos en él; solo decir que la derrota del hasta entonces invicto marino se debió, sin duda, al valor de los defensores, entre los que quiero destacar las valerosas mujeres que subieron comida a los defensores de Altura, y al plan de defensa montado por Gutiérrez, que demostró previsión, prudencia, pericia militar y valentía, siendo generoso con sus tropas y colaboradores, y muy humano, preocupándose por los heridos, viudas y huérfanos, para los que requirió pensiones.