YA NO HAY dudas de que los objetivos del poder central español, aunque esté representado por una nueva corriente política que los españoles han elegido mayoritariamente, pensando en que se van a solucionar sus entuertos políticos, son los de continuar explotando nuestras riquezas, ahora con más ímpetu ante el descalabro económico dejado por la administración anterior, que si bien se le podría responsabilizar por todo lo ocurrido, la nueva orientación política continúa el tradicional estatus colonial ejercido durante siglos, y ha decidido realizar las prospecciones petrolíferas en aguas próximas a las Islas Canarias.

Desde la diáspora canaria, que sí hemos conocido la libertad plena, observamos que se sigue practicando el poder omnímodo sobre nuestras Islas Canarias, como se dice aquí en Venezuela, "a la machimberra", sin tomar en cuenta la opinión de nuestros pueblos insulares. Esto nos dice que nuestra Autonomía regional ultraperiférica, situada a dos mil kilómetros de distancia de la metrópoli, es una quimera.

Gobierne quien gobierne, la decisión asumida por el Consejo de Ministros del Gobierno de turno de apoyar el proyecto de la explotación petrolífera en aguas limítrofes de nuestras Islas Canarias, al parecer el actual Gobierno autónomo, así como los cabildos y ayuntamientos están en contra del mencionado proyecto, que me atrevo en poner en duda, ya que dichas representaciones hacen ver una cosa y bajo cuerda le dicen amén a todo lo que se planifique en el seno del poder central español. Y al tratarse de un posible banquete económico que disfrutarán en connivencia política, con más razón tendrán el plácet por parte de quienes se oponen, para hacer ver a nuestro pueblo humilde que lo están defendiendo, pero al final de todo ese pueblo humilde no va a recibir ni las sobras del gran festín.

Dicha supuesta riqueza petrolífera en el subsuelo marítimo de nuestras Islas Canarias limítrofes con Marruecos es un patrimonio que la divina providencia en su génesis o sistema cosmogónico asignó al Archipiélago canario. Por lo tanto, esa decisión tomada en Consejo de Ministros tiene que ser sometida a un referéndum, en el cual participarían exclusivamente los habitantes nacidos en Canarias, incluyendo, por supuesto, a los que viven en la diáspora, que sí está en conocimiento de la gran confabulación tramada por Marruecos y el Estado español.

Sabemos que no faltarán las lisonjas para convencer a un pueblo acostumbrado a las limosnas, que acepta con humildad ante la imposibilidad que le genera estar maniatado y sometido por siglos su libre albedrío. No así los que han logrado superar su status vivendi, que sí están en conocimiento para defender nuestro patrimonio geológico. A nuestra gente humilde tenemos que perdonarle su actitud de aceptar el vasallaje que sufre debido a su bajo nivel cultural, pues no entiende las marramuncias políticas del poder colonial, disimulado soterradamente como si nada pasara en la viña del Señor.

Nuestro parecer político es el de invitar a todos los estratos sociales, y en especial a los ilustrados, a que se unan y manifiesten públicamente las razones de nuestro sentir canario en todos los ámbitos del quehacer humano. Sus conocimientos deben estar al servicio del gran futuro que tenemos los canarios si con pundonor nos unimos en un solo bloque de unidad nacional, para exigir democráticamente con altivez la soberanía de nuestra patria guanche, y así disfrutar en lo posible del resto de todas nuestras riquezas naturales, confiscadas continuamente por el poder central español desde que fuimos conquistados a la fuerza.

Lamentablemente, en la mente de nuestra gente humilde está sembrada la imagen de que no estamos ni preparados ni contamos con los recursos para poder subsistir. No saben ni entienden que estar aún sometidos al Estado español se debe a los grandes dividendos que la Hacienda pública española recibe de nuestras queridas Islas Canarias.

El que no sabe es como el que no ve, y también cabe decir que no hay mayor ciego que el que no quiere ver. Y esto lo manifiesto exclusivamente por la actitud conformista, por no decir pancista, de los que piensan que son impotentes para exigir nuestra libertad e independencia.

A esa minoría condicionada que se une a la confabulación perenne en contra de los intereses del pueblo canario, y prefiere vivir a la sombra de sus propios beneficios, generados en contubernio político con los falsos nacionalistas que nos han gobernado por muchos años, no será ni hoy ni mañana, pero a esos antipatria les voy a recordar una sentencia popular: "A cada cerdo le llega su San Martín".

franciscoteide@cantv.net