De nuevo la realidad diaria nos da la razón. Ayer informábamos en primera página a nuestros lectores de otra mala noticia: Canarias perdió en abril casi 150.000 turistas extranjeros. Nunca nos ha gustado ser portadores de malas noticias, pero tampoco es ético mentir u ocultar la verdad. Nos debemos a la verdad y al pueblo canario, cuya defensa hemos asumido mientras calla el resto de la prensa. Una verdad que nos lleva a unas declaraciones hechas respecto al turismo hace tan solo unas semanas por el necio político que preside el Gobierno de Canarias. Manifestaciones las suyas repletas de un optimismo fatuo y más propio de un incapacitado mental -hablamos, lo reiteramos una vez más, de la faceta política del señor Rivero, no de su persona- que de un gobernante responsable. Decía este bruto político que el turismo sacaría a Canarias de la crisis. Qué poco dura la felicidad en la casa del pobre. ¿Y ahora, qué? Pues a seguir en la miseria, porque paro, hambre, decesos en las listas de espera sanitarias, emigración y pesimismo es lo que ha traído a esta tierra este individuo políticamente detestable por su osadía, su tiranía y su incompetencia. Por cierto, ¿cuántos libros ha leído en su vida el señor Rivero? ¿Nos puede decir el título de al menos uno?

El desencanto ha cundido en Canarias debido a la negra situación económica que padecemos, consecuencia a partes iguales del sometimiento colonial a la metrópoli española -llevamos nada menos que seis siglos siendo una vil colonia- y de la ineficacia de la pandilla de inútiles políticos que nos gobierna. Ese desencanto ha ocasionado que nos hayamos convertido en personas descuidadas con el turismo. Antes estas eran unas Islas Afortunadas que encandilaban a nuestros visitantes por su clima, sus encantos naturales -salvo en la tercera, en la que únicamente abundan los secarrales- y los buenos precios que ofrecía el comercio local. A día de hoy solo conservamos el clima. No mantenemos limpias nuestras calles ni zonas rurales, no conservamos el paisaje y no somos amables con los visitantes porque nos invade un profundo resentimiento que nos impide mostrar la cara amable que siempre hemos tenido con quienes llegan de fuera. Estamos desmoralizados porque no nos sentimos ciudadanos de nuestra nación, que es lo que nos corresponde, sino súbditos de un país extranjero que nos esclaviza administrativamente y saquea sin cesar nuestros recursos, empezando por los beneficios del turismo, que de nuevo empieza a descender. Nos desmoraliza también comprobar cómo los falsos nacionalistas, los que le prometieron al pueblo que le devolverían su identidad canaria, han incumplido miserablemente todas sus promesas. Nacionalistas políticamente bolsilleros que siguen gobernando pese a que no ganaron las elecciones, mientras los auténticos patriotas siguen fuera del Parlamento regional debido a una torticera ley electoral concebida no para beneficiar al pueblo, sino para perpetuar en el poder a los malos políticos, salvando unas pocas excepciones, de CC.

Hemos descuidado el ocio y los precios. Hemos descuidado la imagen exterior. Hemos descuidado las campañas de promoción mucho más eficaces que hacíamos antes, pese a contar con menos medios. ¿Culpables? Los miembros de un Gobierno inexistente formado por nacionalistas políticamente bellacos y socialistas resentidos. Un Gobierno sin ideas porque quien lo dirige carece totalmente de ellas. Políticamente hablando, Paulino Rivero es un necio, un déspota o un loco. Tres opciones a cual peor. Un político incapaz de reír porque tiene la cara acartonada por la amargura de quien sabe, internamente, que ha sido un traidor a su gente.

Es increíble que Canarias siga en manos de alguien tan políticamente incapaz como Paulino Rivero, máxime en tiempos de crisis. Y más increíble es que la llamada cúpula de CC se cuestione modificar los estatutos de ese partido para que este hombre también pueda asumir la presidencia del mal llamado nacionalismo canario. Lo sensato no es eso; lo que procede es expulsar a Paulino Rivero y a su esposa de CC para, de forma paralela e inmediata, introducir en los estatutos del partido que la independencia de Canarias es un objetivo prioritario e irrenunciable. Ese es el cambio estatutario que procede adoptar por parte de los responsables de CC, salvo que quieran suicidarse y desaparecer en todas las Islas como ya lo han hecho en Las Palmas. Si no se libran de este virus maligno que los ha infectado, pueden ahorrarse el congreso que van a celebrar próximamente porque no les servirá para nada. Tendrán a Paulino Rivero y a la zarina, pero no tendrán votos.