El "play off" será diferente, ese es el consuelo después de un partido tan malo como el de ayer, en el que el Tenerife desmontó la imagen que había construido en las semanas anteriores. Siempre hay esperanza en el fútbol, aunque a veces, como ocurre con este Tenerife, haya que hacer un gran acto de fe.

El primer gran matiz, de cierta carga contradictoria en un deporte de conjunto, es que este equipo es casi diametralmente opuesto cuando no está en el campo Kitoko. Ayer dejó un vacío grande. Las dificultades que tuvo el equipo para jugar debieron haberse solucionado cuando se puso por delante en el marcador, a los escasos 10 minutos, gracias a la técnica de Sandro en el golpeo. El canterano, de quien el Estadio todavía no ha visto lo mejor, puso el balón en la cabeza de Aridane para que el grancanario abriera el marcador. Pero ni con ventaja supo el Tenerife interpretar el partido, jugado en unas condiciones infames, bajo un calor abrumador. Tan mal leyó la situación el conjunto de Medina, que cometió los suficientes errores para que su limitado rival le empatara casi sin esfuerzo. En el 17'' Kike López perdió el balón a su manera, y todo el balance defensivo quedó retratado: no había nadie para tapar la zona de pivotes, el pasador recibió solo, los centrales estaban muy abiertos, ninguno hizo vigilancia sobre el delantero... Total, que Alexander entró por un ancho pasillo central y empató. Dejadez táctica colectiva.

El Tenerife no reaccionó, se quedó en el intento de Víctor Bravo de jugar siempre, pero cada entrega suya era casi el final de la posesión, porque el equipo no dio tres pases seguidos hacia delante. La única fuente de peligro fue la derecha de Sandro, que puso el balón en ventaja para sus compañeros en cada córner, pero en realidad solo el Alcalá se acercó con peligro al gol. Fue en un remate de cabeza de Miguel Ramos (24'') al que respondió Sergio con un paradón abajo, a una mano, escalofriante.

Ganó la necesidad.- La segunda parte arrancó con un Tenerife más vivo. En realidad, no era difícil mejorar lo anterior. El equipo se juntó un poco más, demostró otra voluntad y jugó de cara a la portería contraria un rato, aunque su mejor opción, la jugada del partido (68''), fue una contra de campo a campo, en la que combinaron de izquierda a derecha y a un solo toque Perona, Aridane y Kike López, que golpeó tal como venía la pelota y la estrelló en el larguero. Esa fue la segunda y última ocasión del Tenerife. La anterior tuvo lugar en el minuto 13, cuando Perona y Sandro robaron en tres cuartos de campo y la jugada terminó otra vez en Kike López, a cuyo disparo respondió el meta Juancho rechazando la bola y presentando sus credenciales, porque antes casi no había intervenido.

A renglón seguido, en el 15, Quique Medina recompuso el dibujo táctico, tal como viene haciendo en los últimos partidos. Pasó del 4-2-3-1 a un 4-3-3. Frente al Oviedo y ante el Marino lo hizo con el marcador en ventaja, tal vez para conservar el resultado fortaleciendo la segunda línea; ayer lo decidió con empate en el marcador, quizás haya dado el paso movido por el intenso calor y el desgaste de algunos de sus jugadores, aunque el sacrificado fue Sandro, que estaba jugando sus mejores minutos. Otro de sus córners lo tocó ligeramente Sicilia en el primer palo, pero el balón se paseó sin un segundo remate.

Bueno, total que entró Zazo y más tarde Luismi Loro. Será porque el equipo interpretó el cambio como una invitación a la tregua a la vista de que el empate valía para los objetivos clasificatorios, habida cuenta de que el videomarcador ya había comunicado la derrota del Lugo, o será porque la necesidad de ganar para salvarse impulsó al Alcalá, pero el caso es que los visitantes dieron un paso al frente y empezaron a rondar el área pequeña de Sergio Aragoneses. Los cambios de Visnjic se notaron, porque el equipo alcalaíno tomó vida por los costados y terminó encontrando su premio en una acción de uno de los incorporados, Plata, que puso en bandeja la pelota a Alexander. El ariete, indiscutiblemente el mejor jugador sobre el campo, hizo el resto con un precioso remate de volea que batió a Sergio. Antes, su equipo ya había forzado varios córners en los que puso de manifiesto el peligro de sus dos delanteros por arriba. Se estaban jugando la categoría y pusieron sobre el campo las evidencias de su ambición. El premio que obtuvieron es una conquista que puede marcar la historia futura de la entidad. Acabaron aplaudidos por la afición del Estadio, tan acostumbrada últimamente a ver a los rivales celebrar sobre el césped del Heliodoro sus conquistas... En esta plaza el invitado a la fiesta final siempre se lleva la gloria.

La impotencia.- Antes de encajar el segundo tanto, el Tenerife ya había hecho su tercer cambio. Entró Kiko "Ratón" por Aridane y el equipo pareció tentado de buscar el camino más directo, los pases largos a la zona del portuense, que peleó todos los balones sin poder rematar ninguno. La imagen de impotencia que ofreció el Tenerife en los últimos minutos fue respondida desde la grada con una sonora pitada, preámbulo de la fase decisiva que empieza en medio de un mar de dudas.

El Tenerife del "play off" será diferente, empezando por la presencia de Kitoko. Esa es la esperanza. Todo un acto de fe.