Algunas playas canarias, el estadio de fútbol del Barcelona o la Muralla de Ávila han colgado el cartel de "prohibido fumar", a pesar de que la legislación estatal permite el tabaco en ellos por ser espacios abiertos.

El monumento abulense, declarado Patrimonio de la Humanidad, es el último en sumarse a una lista que, aunque aún muy pequeña, poco a poco se podría ir incrementando por decisión de los ayuntamientos y ante la "presión" de los colectivos de no fumadores.

La declaración de espacios abiertos libres de humo responde más a una cuestión de limpieza, ecológica o de concienciación social que de salud.

No hay estudios científicos que evidencien perjuicios sobre la salud de la exposición al humo del tabaco en lugares al aire libre, como sí existen en el caso de espacios cerrados.

Así lo aseguró el secretario general del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), el doctor Francisco Camarelles, quien señaló que en un espacio abierto la concentración de partículas tóxicas procedentes del humo del tabaco "difícilmente" puede ser dañina.

Las evidencias científicas sobre los perjuicios del tabaco son numerosas, explicó Camarelles, quien subrayó que no hay un límite a partir del cual el consumo sea perjudicial.

Así, la Organización Mundial de la Salud lo clasifica como carcinógeno de grado A, lo que significa que cualquier nivel de exposición es peligroso. Por ello, este experto en tabaquismo está de acuerdo con extender la prohibición de fumar como una forma de alertar a los ciudadanos sobre sus peligros.