Wall Street cerró ayer su sexta jornada consecutiva en números rojos, arrastrada por las dudas sobre la crisis política al otro lado del Atlántico, en un día en que la red social Facebook protagonizó el mayor estreno en bolsa de una firma tecnológica en la historia.

El Dow Jones de Industriales, la principal referencia del parqué neoyorquino, concluyó hoy la sesión con un descenso del 0,59 % hasta situarse en 12.369 puntos, con lo que cierra los últimos cinco días con un descenso acumulado del 3,57 %, su tercer retroceso semanal consecutivo.

Peor fueron las cosas en el selectivo S&P 500, que cedió este viernes el 0,74 % hasta cerrar en 1.295,22 puntos, por debajo de la barrera psicológica de las 1.300 unidades, con lo que terminó la semana con una caída acumulada del 4,37 %, encadenando así cuatro retrocesos semanales consecutivos.

Mientras, en el Nasdaq, donde cotizan algunas de las mayores empresas tecnológicas del mundo, incluida a partir de hoy la red social Facebook, concluyó la sesión cediendo del 1,24 %, para cerrar los últimos cinco días con una fuerte caída del 5,39 %, su tercera semana en números rojos.

Fue en este mercado donde Facebook escribió una nueva página en la historia de Wall Street al protagonizar la mayor salida a bolsa de una firma tecnológica, un estreno con números de vértigo: una valoración de más de 100.000 millones de dólares, una recaudación de 16.000 millones de dólares con su OPV y un intercambio de más de 500 millones de acciones en su primer día de contrataciones.

Sin embargo, a pesar de la expectación con la que los mercados esperaban a Facebook en las últimas semanas, la red social tuvo finalmente un discreto arranque en el Nasdaq, donde comenzaron a un precio de 38 dólares por título y al toque de la campana final logró avanzar apenas 23 centavos.

Al margen de la esperada salida a bolsa de la red social, los operadores siguieron observando de reojo las noticias procedentes del otro lado del Atlántico, donde la crisis política en Grecia y las dudas sobre la economía española volvieron a teñir de rojo las principales plazas financieras del Viejo Continente.

Un día más Atenas volvía a ser un foco de preocupación en los mercados por la incertidumbre sobre la permanencia de Grecia en el euro, a lo que se sumó la decisión de Fitch de rebajar la nota de cinco grandes bancos griegos, apenas 24 horas después de haber reducido la calificación de la deuda soberana.

Mientras, en España, el Gobierno se veía obligado a revisar al alza en cuatro décimas el déficit público de 2011, del 8,5 % al 8,9 % del PIB, fundamentalmente por un aumento del déficit de cuatro comunidades autónomas, especialmente Madrid y Valencia, aunque mantuvo la previsión de reducirlo este año hasta el 5,3 % del PIB.

Un día antes la agencia Moody''s rebajó entre uno y tres escalones la calificación de 16 grandes bancos españoles, por las "adversas condiciones" en las que operan, la "menor solvencia crediticia" del país, el "rápido" deterioro de la calidad de los activos y las "restricciones" en el acceso a los mercados de capitales.