A lo largo de casi una década que lleva funcionando el mercadillo que cada martes se instala en Güímar, en la zona de Guaza, esta oferta comercial ha pretendido convertirse en una alternativa y no en una competencia. Es más, quienes cada semana montan sus puestos, ya sea bajo el calor más sofocante, el frío, el viento o la lluvia más incómodos, solo pretenden "llevar algo de dinero" a sus casas, puesto que, con la crisis, se ha convertido en una tabla de salvación para sus vidas.

Muchos de estos comerciantes son habituales en otros mercadillos que se celebran en la isla, y a pesar de que en este tipo de puestos también se nota una pérdida de clientes, "hay que venir, porque hay que comer". La ropa es el producto predominante, y como dicen los vendedores, "con todo a buen precio", pero también hay una oferta de productos de segunda mano donde por algunos euros se puede comprar desde un aparato de DVD a cualquier tipo de herramienta, pilas o adornos para la casa.

Pedro llegó a tener bajo su responsabilidad a unos 50 empleados en su empresa de construcción, "pero la crisis me ha traído hasta aquí", intentando vender los productos de otras experiencias empresariales que fracasaron, como los restos de una tienda que tuvo que cerrar.

La propietaria de un puesto de flores y sombreros asegura, tajante: "La cosa está muy mal, porque tenemos que ir rebajando y rebajando para poder vender algo, pero también hay días en los que no sacamos ni para el bocadillo".

"Esto está un poquito flojo, como en todas partes", es el análisis que hace Montserrat, quien hace unos años, tras quedarse parada, se ha visto obligada a buscar ingresos de mercadillo en mercadillo, porque, "a los 63 años, quién te ofrece trabajo ya".

Traslado a Tasagaya

Ahora parece que soplan tiempos nuevos para este colectivo, pues el Ayuntamiento de Güímar baraja el traslado de estos puestos a la zona del centro, en una plaza que se localiza en la zona de Tasagaya, donde se concentran servicios públicos y otros comercios.

La concejal de Comercio de Güímar, Carmen Luisa Castro, señaló que su intención es regularizar a estos comerciantes, que en la actualidad tampoco abonan ningún tipo de cuota por los puestos de Guaza. En principio, para hacer efectivo este traslado, será necesario que se presente determinada documentación, en la que se acredite que están dados de alta, mientras que la corporación establecerá un reglamento sobre esta actividad tomando como ejemplo la normativa de otras corporaciones.

El último eslabón

Rafael Heredia, presidente de la asociación de vendedores ambulantes, afirma que "sufrimos una crisis galopante, que hace que pasemos necesidades". Explicó que autorizar esta actividad favorece el empleo, y en el caso de Güímar dijo que el nuevo emplazamiento será positivo. Señaló que "no somos el enemigo del pequeño comercio", porque, "qué daño hacemos vendiendo cosas a un euro". Afirmó que algunos "políticos son unos delincuentes, porque abusan al cobrar por el uso del suelo público". Puso de relieve la falta de apoyo, porque somos el último eslabón con la gente que está parada y que ya no tiene nada".