El escritor argentino Leopoldo Brizuela (1963, La Plata) rememora el drama que vivió Argentina tras la dictadura militar y la tragedia que atrapó a miles de familias en la novela "Una misma noche", galardonada con el Premio Alfaguara de Novela 2012.

Brizuela radiografía una parte de la sociedad argentina en esta novela que está estructurada en forma de "thriller existencial", según apuntó la escritora Rosa Montero, presidenta del Jurado de la XV edición del Premio Alfaguara, fallado en Madrid el pasado mes de marzo.

En una entrevista con Europa Press, Brizuela subraya "las capas de dolor" que encierra la sociedad argentina y el "miedo" que todavía existe, unido al temor a los "fantasmas" que todavía pueden aparecer y "asaltarte", explica.

"Empecé a escribir esta novela preguntándome por qué tenemos tanto miedo, sin ni siquiera cuestionarlo", reconoce el autor, quien en su novela desarrolla la trama partiendo del asalto a la casa de una vecina por parte de las fuerzas del orden. El escritor Leonardo Bazán es testigo involuntario de este hecho que le sirve para rememorar una experiencia similar ocurrida en 1976, a poco de comenzar la dictadura militar en Argentina.

Juicio a la Dictadura

"La novela enfoca la época en la que empezaron los juicios, no solo a los grandes jerarcas, sino a los culpables de delitos de lesa humanidad y enfoca también el terrible impacto que puede tener una condena al hacerse pública. Por primera vez uno escucha lo que le pasó a una persona y otra, y eso tiene un enorme poder", confiesa.

"Me gusta mucho decir que es una novela de suspense y estoy contento de que haya encontrado su propia arquitectura", señala el autor, para quien en "Una misma noche", un mismo personaje es la víctima, el culpable y el detective, pero subraya que hubo hechos "horrorosos y condenables" y muchos "malos".

Por todo ello, para su autor, las páginas de "Una misma noche" contienen "dolor" y el misterio de cómo un hecho ocurrido hace 30 años "puede ser registrado de distinta manera por la memoria".

Leopoldo Brizuela reconoce que el texto está basado en "hechos reales" y parte de los recuerdos que se despiertan en un escritor, Leonardo Diego Bazán. El relato sirve de indagación de una de las etapas más tenebrosas de la política argentina, reflejando a víctimas y verdugos "poniéndose en el lugar del otro", explica el autor.