El aeropuerto de Barajas acogerá durante al menos tres días al Solar Impulse, el avión solar que llegará la próxima madrugada al aeropuerto madrileño en su viaje entre la localidad suiza de Payerne y la marroquí de Rabat alimentado únicamente por la energía del sol.

El avión despegó hoy a las 08.20 (hora local) de Payerne, con una hora y media de demora sobre el horario previsto debido a la intensa neblina, y tiene previsto llegar a Madrid sobre las 02.00 del viernes.

Si todo sale según lo previsto y después de ser sometido a diversas revisiones técnicas y a un cambio de pilotos, la aeronave continuará el vuelo el próximo lunes, día 28, a Rabat para completar los 2.500 kilómetros de travesía sin usar una gota de carburante y con una emisión cero de dióxido de carbono.

El Equipo de Solar Impulse ha sido invitado a Marruecos para participar en la ceremonia de inicio de la construcción de la mayor planta termo solar del mundo en región de Ouarzazate.

Pilotado por André Borschberg, tras el despegue hoy, el avión ha cruzado las montañas del Jura con dirección a Pontarlier (Francia) a una altitud de 3.600 metros.

Después, ha volado hacia el Macizo Central francés y se ha dirigido hacia Toulouse antes de cruzar los Pirineos, para lo que ha tenido que ascender hasta los 8.500 metros de altura, antes de tomar la dirección a Barajas.

La Agencia Europea para la Seguridad Aérea (Eurocontrol) ha advertido de que "debido a la lentitud del avión" podría haber hoy problemas en los sectores aéreos que vaya atravesando.

Antes del despegue y en una comunicación por correo electrónico, Borschberg expresó su entusiasmo por "una partida que esperábamos desde hacía semanas".

Por su parte, Bertrand Piccard, fundador del proyecto y que realizará el segundo trayecto entre Madrid y Rabat, señaló que el Solar Impulse "simboliza el espíritu pionero y de exploración necesario para encontrar nuevas soluciones y responder a los desafíos actuales, al margen de viejas costumbres y certidumbres".

El avión tiene 12.000 placas fotovoltaicas que recubren sus inmensas alas, una envergadura equivalente a la de un Airbus A340 (63 metros), un peso de 1.600 kilos (equivalente al de una furgoneta grande) y una cabina para el piloto en la que apenas cabe una persona sentada.

El vuelo entre Payerne y Rabat es un último ensayo para la vuelta al mundo que el avión solar realizará previsiblemente en 2014.