La cumbre que la Unión Europea (UE) celebró en Bruselas ha dejado sin resolver las dudas planteadas sobre el futuro de Grecia en la eurozona y los eurobonos, a tenor de las declaraciones hoy de responsables políticos y económicos.

El economista jefe de la OCDE, Pier Carlo Padoan, constató hoy que en Bruselas quedaron en evidencia "significativas diferencias de puntos de vista" entre los países europeos y que está "más claro" que una cosa es la resolución de la situación inmediata, es decir el problema de Grecia, y otra "la arquitectura de la zona euro".

Padoan advirtió de que con la salida de Grecia de la zona euro habría un deterioro de las perspectivas económicas a medio plazo, sobre todo en Europa, pero también en Estados Unidos y en menor grado en los países emergentes.

No obstante, Padoan precisó que la salida de Grecia del euro es una hipótesis que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se ha esforzado en rechazar y en pedir que no se especule con ella.

La agencia de calificación de riesgos Fitch cree que una "respuesta política efectiva" de la Unión Europea (UE) ante una hipotética salida de Grecia del euro puede minimizar el posible contagio a otros países "periféricos" como Chipre, España, Italia, Irlanda y Portugal.

Se trata del escenario más probable de los varios que maneja esa agencia de calificación en caso de que Grecia abandonara la moneda única.

Las "notas" de Fitch sobre la deuda soberana de "todos" los países que comparten la moneda europea pasarían a tener perspectivas negativas, explicó Douglas Renwick, director sénior del departamento de Deuda Soberana.

Lo más probable, agregó el experto, es que algunos de los llamados países "periféricos" sufrieran una nueva rebaja en sus calificaciones, especialmente en el caso de Chipre, pero también en Irlanda, Italia, Portugal y España.

Anoche, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, instó a Grecia a que, tras las nuevas elecciones del próximo 17 de junio, continúe con las reformas, ya que es la única manera de garantizar un futuro próspero para la zona del euro.

Alemania y Francia continuaron hoy evidenciando sus diferencias respecto a los eurobonos.

El ministro alemán de Economía, Philip Rösler, reiteró hoy en la OCDE su firme oposición a los eurobonos e insistió en que las reformas estructurales y los planes de ajuste fiscal estabilizarán los mercados.

Los eurobonos, a juicio de Rösler, no sólo violarían los tratados europeos en vigor, sino que funcionarían como una incitación negativa frente a los ajustes y la disciplina necesarios.

El ministro francés de Asuntos Europeos, Bernard Cazeneuve, afirmó hoy que los eurobonos son una cuestión de tiempo, porque todos los países están de acuerdo en el principio de su adopción.

En declaraciones a la radio "France Inter", Cazenueve señaló que en la UE hay dos posturas: la defendida por la canciller alemana, Angela Merkel, que no cree que los eurobonos sean prioritarios, y la del presidente francés, François Hollande, que los considera un "instrumento determinante de relanzamiento del crecimiento".

"La cuestión no es saber si se quieren o no, sino si se quieren enseguida", aseguró el ministro.

Mientras tanto, los signos de declive económico en la eurozona continúan.

La actividad económica de la zona del euro ha registrado en mayo el declive más rápido de los últimos tres años, de acuerdo con el indicador de actividad PMI publicado hoy por la compañía de información financiera Markit.

El Instituto de Investigación Económica alemán (Ifo) informó de que el índice de confianza empresarial en Alemania bajó en mayo hasta 106,9 puntos, frente a los 109,9 de abril.

Se trata de la primera caída del Ifo después de haber registrado subidas durante seis meses consecutivos

"La economía alemana se ve afectada por la creciente inseguridad en la zona del euro", dijo el presidente del Ifo, Hans-Werner Sinn, quien comentó que las empresas alemanas temen que la situación desfavorable se prolongue durante los próximos meses.