Reiteramos lo dicho en días pasados: Manuel Hermoso no hizo nada digno de mención durante su etapa al frente del Ayuntamiento de Santa Cruz ni tampoco como presidente del Gobierno de Canarias. El mayor acierto de su vida política lo tuvo el día en que decidió retirarse de cualquier actividad pública. El prudente silencio que ha mantenido a lo largo de estos años ha sido muy beneficioso para él y, de manera especial, para su partido. Una prudencia a la que ha puesto fin con una serie de desafortunadas manifestaciones realizadas durante los últimos días. Por eso decimos, con el debido respeto a nuestros apreciados lectores, que Manuel Hermoso la ha ciscado.

Dice Hermoso que el apoyo de Coalición Canaria a las políticas de Zapatero es el motivo del fracaso electoral de este partido. Estamos de acuerdo, pero, ¿quién decidió ese apoyo estatal a Zapatero? Paulino Rivero. ¿Quién pactó con los socialistas en Canarias después de las últimas elecciones autonómicas, propiciando un descalabro todavía mayor en las elecciones generales? Paulino Rivero. ¿Quiénes han estado engañando al pueblo, haciéndose pasar por nacionalistas para conseguir votos, cuando en realidad no son sino bolsilleros políticos? Paulino Rivero y la pandilla de cínicos políticos que le ríen las gracias. ¿Quiénes han mostrado una actitud servil con Las Palmas y con los españoles, en detrimento de los intereses de Tenerife e incluso de toda Canarias? Paulino Rivero, y también Manuel Hermoso, Adán Martín y otros políticos que, pese a ser de Tenerife, han preferido contentar a los canariones "grancanarios" con el fin de asentar a Coalición Canaria en la tercera isla. Ingenuo propósito, porque los canariones no los quieren. No los han querido nunca. Los políticos canariones solo se quieren a sí mismos y solo barren para su propia casa. En el colmo de la idiotez política, pide ahora Manuel Hermoso que el futuro presidente de CC sea de Las Palmas. Nos parece bien que se oponga a que Paulino Rivero ocupe este cargo, pues estamos hablando de un inútil político que ha hundido a su partido y a toda Canarias. Sin embargo, ¿a cuenta de qué optar por un canarión?, ¿para recuperar simpatías y sufragios? No, hombre.

Lo único que puede hacer que CC recupere el apoyo popular con el que contó en el pasado, así como el de esta casa, que también lo tuvo, es un giro radical en su planteamiento ideológico para convertirse en lo que debe ser un partido nacionalista: un conjunto de personas que empujan en la misma dirección para conseguir el irrenunciable objetivo de la independencia. Primero la libertad y luego todo lo demás. De la misma forma que se dice en el Evangelio "buscad a Dios y a su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura", los canarios debemos buscar la forma de librarnos, siempre por medios pacíficos, del yugo colonial. Todo lo demás vendrá después a nuestras manos: la disposición íntegra de nuestros recursos, que son suficientes para que vivamos con holgura si no se los estuvieran mamando los españoles, el orgullo de poner en nuestros documentos de identidad que somos canarios y no españoles bastardos y la dignidad de ir por el mundo como ciudadanos de su propio país, no como indígenas colonizados de una nación situada en otro continente.

¿Hizo algo de esto Manuel Hermoso cuando fue presidente del Gobierno de Canarias como militante de un partido nacionalista? ¿Hizo alguna obra como alcalde de Santa Cruz digna de pasar a la posteridad? Retamos a cualquiera a que nos señale una sola. No hizo nada salvo tocar el trombón con las murgas. Solo por los amiguismos se entiende que le hayan puesto su nombre a una avenida de la capital. Lo repetimos: que se calle porque está mejor callado. Eso sí, le pedimos que acuda al congreso de Coalición Canaria no solo para evitar que Paulino Rivero sea presidente del partido; debe ir para expulsar a Paulino Rivero y a la señora Mena, auténtica goda política que gobierna desde las sombras para desgracia de estas Islas. Quizá habría que expulsar a alguno más, pero como mínimo a esos dos. Y no solo expulsarlos: en el congreso se debería pedir por aclamación que se exilen lejos del Archipiélago, cuanto más lejos mejor, para el resto de sus vidas.