Un tripulante de un velero que pretendía cruzar el Atlántico partiendo de Tenerife fue rescatado ayer en alta mar a bordo de una balsa salvavidas en la que llevaba dos días a la deriva después de abandonar su barco porque corría riesgo de hundirse. Una barco de intervención rápida y dos helicópteros de Salvamento Marítimo, así como "gran cantidad de buques" de todo tipo que transitaban por la zona de búsqueda, decenas de millas al sur de Tenerife, trabajaron desde la mañana del sábado para localizar al náufrago. Se trata del ruso Andrei Novoselov, de casi 50 años, que en julio del año pasado embarrancó en la playa de La Punta de Abona, en Arico. Ya entonces su sueño era llegar a Estados Unidos con el velero, al que rebautizó como "Runaway Serf".

Los rastreos en busca del único ocupante del velero "Overlander", de bandera española, se vieron complicados porque el navegante, un ruso residente en Tenerife, no llevaba los equipos de emergencia reglamentarios y habituales, como radiobaliza y bengalas que facilitaran su avistamiento.

También dificultó la búsqueda el hecho de que el desaparecido usaba el único dispositivo de comunicación que poseía, un teléfono móvil, para dar datos de su situación a familiares o amigos repartidos por lugares y países distintos, desde Canarias a Francia o Rusia, pero sin conectar directamente con los efectivos de emergencias, según fuentes de Salvamento Marítimo.

Las labores de localización también se vieron entorpecidas por las imprecisiones que se producían en las informaciones sobre su posición proporcionadas por el navegante, que planeaba viajar a algún lugar de América que no ha sido precisado. La posición del náufrago, además, fue variando significativamente con el paso del tiempo, desde un punto ubicado a 31 millas al sur de Tenerife donde el velero fue avistado a la deriva el sábado por la mañana por los tripulantes del buque "Seaster Endurance", hasta otro alejado 80 millas de la isla donde fue localizado. El rescate se llevó a cabo a bordo del helicóptero Helimer 215 de Salvamento Marítimo, cuyos tripulantes le izaron a bordo desde la balsa salvavidas para luego trasladarlo al aeropuerto de Tenerife Sur, "en buen estado de salud", según dicha sociedad estatal. Desde julio del año pasado, Andrei vivió casi como un indigente, a la vez que trataba de reparar su barco. Tras varios meses varado en La Punta, el Ayuntamiento de Arico se lo trasladó al muelle de Tajao para que el navegante ruso pudiese repararlo e intentar proseguir su aventura. Tras varios contratiempos, Andrei Novoselov volvió a intentarlo, aunque, según varias fuentes, su velero no estaba en las mejores condiciones para una travesía tan dura como la del Atlántico.