Nos parece bien que algunos dirigentes de Coalición Canaria comiencen a rebelarse contra Paulino Rivero, que es un político inepto y déspota, e impidan que acceda a la presidencia del partido y que le cause más daño. Paulino Rivero ha hundido a Canarias y ha dejado a CC al borde de la desaparición. Sin embargo, no es suficiente con impedirle que sea presidente del partido. Es necesario, imperiosamente necesario, que lo expulsen para siempre de CC, e incluso que le señalen el camino del exilio -tanto a él como a su esposa- porque su presencia en las Islas, después de lo que ha hecho, es un serio inconveniente para la convivencia de los canarios.

Incapaz de reconocer la derrota sufrida en su propia casa, asegura ahora este bruto político que nunca se le ha pasado por la cabeza presentar una candidatura para presidir Coalición Canaria en el congreso que se celebrará los días 16 y 17 de junio en Tenerife. Invitamos a los auténticos patriotas de CC, cuya existencia nos consta, a que hagan lo mismo que la Agrupación Herreña Independiente: anunciar que no acudirán al citado congreso. Los herreños tienen sus motivos que respetamos aunque, como también decíamos en nuestro editorial de ayer, a las empresas hay que mimarlas porque son las únicas que pueden crear empleo, y por lo tanto riqueza, en estos tiempos de crisis. Los motivos de los verdaderos nacionalistas y patriotas para ausentarse debería ser la mera presencia de Paulino Rivero.

Este político sin altura ni clase no puede estar en ningún cónclave nacionalista porque ha demostrado que es un traidor político al pueblo canario. Él, su esposa y la pandilla política que lo rodea y lo apoya han engañado a los canarios. Los han engatusado con la promesa de que iban a defender sus derechos, a luchar por su libertad, a poner fin a casi seis siglos de esclavitud, pero una vez conseguido los votos lo único que les ha preocupado es estar bien ellos y sus allegados. Paulino Rivero no ha hecho nada por la independencia de Canarias, pese a las muchas oportunidades que ha tenido tanto en la época en la que ocupaba un escaño en el Congreso de los Diputados, como posteriormente en calidad de presidente del Gobierno de Canarias. Lejos de levantarse frente a los invasores y pedir de inmediato la constitución de una comisión que negocie el traspaso de competencias absolutas entre la metrópoli y Canarias, su actitud ha consistido en seguir mendigando las sobras que le echan, como se hace con los perros, de una mesa bien surtida. Surtida además, y eso es lo que más nos indigna, con los recursos que España rapiña de Canarias. Lo decimos un día más: qué sarcasmo más grande, qué injusticia el que los canarios estén en las colas del hambre, o muriéndose en las listas de espera sanitaria, mientras los peninsulares viven bien con cargo a nuestros bienes. Qué sarcasmo y qué injusticia. Y Paulino Rivero, cómplice entusiasta de esta infamia.

¿Cómo es posible que en CC se hayan planteado ni siquiera la posibilidad de que este hombre accediese a la presidencia del partido? Menos mal, lo reiteramos, que al final se ha impuesto la cordura y este político atroz para Canarias no será presidente del falso nacionalismo canario. Decimos falso porque el nacionalismo auténtico es el que brega por la libertad de su tierra. Por eso llevamos muchos meses diciendo que si Coalición Canaria quiere perpetuarse como fuerza política en el Archipiélago, no tiene más remedio que desprenderse de Paulino Rivero y además, siendo esto tan importante como la expulsión de Rivero y de su esposa, adoptar claramente la independencia como objetivo. Ya no valen las políticas de paños calientes. Hay que llamar a las cosas por su nombre; debemos referirnos a la libertad de estas Islas, que son nuestra patria, con el término que corresponde a esa libertad: independencia. ¿Será capaz de dar ese paso Coalición Canaria o seguirá acobardada por los españoles, como lo siguen estando muchos canarios narcotizados? De ello depende la continuidad de este partido o su desaparición en todas las islas, como ya lo ha hecho en Las Palmas. ¿De qué ha servido tanta condescendencia con la tercera isla, iniciada por Manuel Hermoso, continuada por Adán Martín y acrecentada, como decimos de forma totalmente inútil, por Paulino Rivero?

Para que la credibilidad de Coalición Canaria pueda ser absoluta y una opción para las próximas elecciones autonómicas tienen que darle orden a la diputada por el mismo partido en el Congreso, Ana Oramas, para que, de una forma decidida, consecuente y patriota -y olvidándose de los ojos de Zapatero- pida desde su escaño o desde el estrado de oradores la independencia de Canarias, y que se constituya una comisión del Estado en esta falsa autonomía, falsa pero la que tenemos, para iniciar las conversaciones para el traspaso de poderes a una comisión canaria de patriotas responsables que redacten la Constitución y las futuras leyes de Canarias, incluidos, claro está, los de Coalición, para el traspaso de poderes y de relaciones de buena amistad entre dos Estados. Y de conservación de la lengua, de la cultura, del comercio y demás actividades en las que brillará la importancia de la nueva Nación y Estado canarios.