Los vecinos de la Villa de Garafía se resisten a la instalación de un parque eólico en el lomo de Salvatierra. Están a favor de las energías alternativas, de la generación limpia, pero se oponen con rotundidad a que los cuatro aerogeneradores de 77 metros de altura de la empresa grancanaria Eólica del Sureste, con capacidad para general 3,6 megavatios de potencia, se ubiquen en un espacio privilegiado a apenas 550 metros del casco urbano de Santo Domingo.

Medio centenar de vecinos se reunió en mayo, tal y como informó EL DÍA, para mostrar su rechazo al parque. Apenas un mes después ya cuentan con más 700 firmas de apoyo a sus reivindicaciones. Han presentado alegaciones al proyecto, donde expresan su temor al impacto visual y, sobre todo, a los ruidos de los molinos que alcanzarían el "corazón" poblacional del municipio.

"La potencia de la instalación, las dimensiones de las aspas, hablamos de molinos el doble de altos que los que están instalados en Juan Adalid, alterarán la vida de Santo Domingo. Hay viviendas a unos 300 metros de la zona donde se pretende desarrollar esta iniciativa", advierte el portavoz de la plataforma, Manuel Medina, quien entiende que "en la Villa de Garafía hay otros lugares con vientos de gran intensidad en los que desarrollar iniciativas de este tipo sin perjudicar a la población".

Además de los ruidos y el impacto visual, los vecinos también protestan por las probables sombras parpadeantes y reflejos al incidir la luz solar sobre las aspas de los molinos, un efecto denominado "shadow flicker" y que llega a ser realmente molesto para los residentes en las viviendas más cercanas.

En el proyecto del parque eólico en el lomo de Salvatierra fue decisiva la colaboración del ayuntamiento con la empresa Eólica del Sureste. Primero gracias a un convenio firmado en 2007 para el desarrollo de la iniciativa empresarial, y más tarde, en 2010, con la modificación de la catalogación de los terrenos en el Plan General de Ordenación. La zona era suelo rústico de protección paisajística, lo que impedía cualquier impacto visual como, por ejemplo, la instalación de los aerogeneradores propuestos, pero desde aquel momento, para satisfacer las pretensiones empresariales, se modificó a suelo rústico de protección agraria, lo que abrió el abanico a actuaciones eólicas sobre el terreno.

El actual grupo de gobierno de Garafía, presente en algunas de las reuniones vecinales, ha propuesto cambiar los molinos para otras zonas con menor impacto sobre núcleos poblacionales, teniendo en cuenta además que para el desarrollo del proyecto, que precisa de la construcción de una pista para llegar a la zona objeto de actuación, provocará la expropiación a un centenar de vecinos y la ocupación parcial de más de 25.000 metros cuadrados de suelo que actualmente está destinado a labores agrarias de secano, pastos y matorrales.

"Todo se ha hecho con oscurantismo. El anterior grupo de gobierno jamás se puso en contacto con los vecinos para explicar un proyecto que puede cambiar sus vidas y por el que todos estamos preocupados", apunta Manuel Medina.