La crisis ha dejado a cerca de un millón de graduados superiores españoles en el paro en el último trimestre del año pasado (el 12,4% de los titulados), frente al 5,2% de la Unión Europea, según revela el último informe CYD, que cada año evalúa la contribución de las universidades españolas al desarrollo.

En cuatro años (2007-2011) el número de parados con titulación universitaria se ha multiplicado por 2,86 en España.

El ministro de Educación, José Ignacio Wert, y la presidenta de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE), Adelaida de la Calle, clausuraron el acto de presentación del informe CYD, que por octavo año consecutivo ha elaborado la Fundación Conocimiento y Desarrollo, que preside Ana Patricia Botín.

Wert señaló que la reforma que se va a poner en marcha trata de "dotar de los instrumentos adecuados" a la universidad para que "lo siga haciendo bien", y que la Comisión de expertos creada por el Ministerio de Educación para elaborar un informe sobre el sistema universitario trabaja en la misma línea de las recomendaciones del informe CYD.

El informe, dirigido por el profesor Martí Parellada, añade que la tasa de desempleo universitaria en España es superior a la los trabajadores europeos con titulación universitaria (5,2%) y también a la tasa de paro del conjunto de la población europea (8,7%).

En cuanto a las ganancias, la diferencia relativa de sueldo entre un universitario y el resto de la población en España es de un 56%, mientras que en Canadá, Alemania, o el Reino Unido es del 70%.

Estos datos justifican que en los últimos cuatro años el censo de españoles en el extranjero haya crecido más de un 25% y que buena parte de ellos sean jóvenes con alto nivel de estudios.

El informe plantea la necesidad de acometer mejoras "imprescindibles" para afrontar los retos del sistema universitario español, como la internacionalización.

En España, solo un 2,7% de los alumnos son extranjeros, una tasa que debería aproximarse al 6,4% de la OCDE, aunque el informe destaca que España es el país que mueve más estudiantes en el programa de intercambio Erasmus.

El rendimiento académico y el ajuste de oferta y demanda es otra de las mejoras precisas en el sistema universitario español, donde en el curso 2009-2010 los alumnos no aprobaron uno de cada tres títulos matriculados, y la oferta académica fue de 2.413 grados.

En este sentido, el documento indica que para alcanzar un mayor rendimiento y reducir desajustes entre oferta y demanda se requiere la implicación de universidades, administraciones, empresas e instituciones. También apunta la necesidad de reforzar la empleabilidad de los titulados, la investigación y transferencia, sin olvidar la formación continua.

El informe refleja que los recortes presupuestarios en el sistema universitario fueron el año pasado de entre un 5% y un 10%, y que en el periodo 2008-2011 se han destinado 800 millones de euros menos a la educación superior y los recortes han sido más intensos en investigación, al contrario de lo que ha pasado en la mayoría de países europeos Además, hay que añadir la caída de recursos de empresas y otras entidades.

Según las OTRI (Oficinas de Transferencia de Resultados en Investigación), en 2010 los recursos privados captados bajaron un 2% y se situaron en 623 millones de euros, una cifra similar a la de 2007.

Por otro lado, la crisis ha ejercido un efecto indirecto sobre las universidades, que han registrado un aumento del número de estudiantes, tras una década de descenso. Así, la cifra de matriculados creció un 2% en el curso 2009-2010 y un 2,9% en el curso 2010-2011, llegando a los 1,44 millones de alumnos. Los matriculados en máster oficiales también suben, y superan los 100.000.

Publicaciones

También crecieron las publicaciones científicas un 5% en 2010, las patentes mantuvieron el crecimiento ininterrumpido de solicitudes (967) y se crearon 131 "spin-offs" -empresas basadas en conocimientos generados en las universidades-, 13 más que en 2009,a pesar de la crisis y la caída de recursos.

Según el informe de la Fundación CyD, para convertir la universidad en un motor de crecimiento económico y social es necesario dotarla de más autonomía para definir su oferta académica y desarrollar su propia política de personal; participar en la determinación de precios y tener más capacidad para captar recursos privados; impulsar la cooperación interuniversitaria y establecer un sistema de gobernanza, acompañado de un sistema de rendición de cuentas.

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