El Ayuntamiento de Puerto de La Cruz se encuentra inmerso en la realización de obras de mejora en las playas Jardín y Martiánez, una medida que refuerza la reciente concesión al municipio de la Bandera Azul, según dijo ayer el alcalde, Marcos Brito.

Los trabajos se centran en Playa Jardín en el filtrado de la arena con una maquinaria especial, además de la retirada de callados, "que se depositan de manera provisional en la desembocadura del barranco de San Felipe, para luego ser trasladados hasta la zona trasera de El Castillo de San Felipe", explicó el concejal de Obras y Servicios, Ricardo Padrón.

También explicó que "al margen de los trabajos financiados por Costas, también se ha reforzado el personal para la limpieza, zonas verdes, servicios e instalaciones públicas, así como la instalación de un riego automático que supone un ahorro en el consumo de agua".

Además, se han instalado luminarias, bancos, y se han reparado muros, así como la instalación de un nuevo parque infantil, dos accesos a El Charcón, y se han eliminado otros dos por desgaste.

Una vez que concluyan estas obras en Playa Jardín, se iniciarán en la de Martiánez, donde se pretende realizar la mejora de los servicios, filtrado y limpieza de toda la arena, además de la retirada de los callados de la zona de baño.

En ambas playas, se instalarán torretas móviles de vigilancia para los socorristas, que se unen a la ya existente en Playa Jardín, lo que eleva a cuatro los puestos.

Por otra parte, el concejal de Urbanismo y Medio Ambiente, Sebastián Ledesma, se mostró convencido de que Costas impulsará, "de una vez por todas", el proyecto de la actuación de recarga de arena en la Playa Martiánez, que cuenta con un presupuesto de licitación de 5.099.109,07 euros.

"Este proyecto reacondicionará por completo el entorno marítimo y terrestre de la zona, además de realizar un nuevo dique que evite estampas como las que hemos vivido y presenciado con las lluvias fuertes, principalmente en la zona de desembocadura del barranco de Martiánez", explicó.

El proyecto contempla la recarga de 212.000 toneladas de arena negra de cantera, que saldrá del machaqueo y desgranado de callaos; la construcción, con bloques de hormigón, de una escollera sumergida, de unos cien metros de longitud, y la reforma del actual espigón, que evitará que la arena vuelva a ser "engullida por el mar una y otra vez, además de dotar la playa de una mayor seguridad y confortabilidad a los usuarios".